Me despierto con la esperanza
de leer un mensaje tuyo. ¿Qué ilusa, verdad? Después recuerdo que
todo se acabó. Que antes era yo quien te quitaba las horas de sueño.
Que te dormías pensando en mi y me despertaba pensando en ti. Pero
me he convertido en el vicio inconfesable confesado demasiadas veces.
En la canción favorita que de tanto escuchar pierde su sentido. En
la moda estúpida que desaparece en poco tiempo. Me he convertido en
una más.
Eh, ¡pero que conste que
yo no te olvido! No es tan fácil, créeme. Que sigues siendo mi
vicio inconfesable, mi canción favorita y esa moda que nunca pasará.
Que te pienso a todas horas y que te quiero como a nadie.
Bueno, pues creo que me
despido. ¡Ah! Una cosa más. Gracias. Ha sido un placer compartir un
trocito de vida contigo, mi amor.
Maria Victory Cirer
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