Años cubren el recuerdo de su rostro
Insensato mi hijo, repudió a su padre
culpable de educar como hizo su madre
Tradición y oración como ningún otro
Recuerdo el tacto de su mano infantil
Aquel tierno niño al que di mi nombre
Mas creció y tomó la mano de un hombre
Negarle mi apellido fue un gesto fútil
Debí entenderle y aun no estoy absuelto
Pensaba con la rigidez de un soneto
Hablaba pero mi boca era un cuarteto
Mientras que él era un verso suelto
Doce años contenidos de amargura
En la noche sueño una visión diferente
donde yo soy el cobarde y él el valiente
pero al despertar solo tengo otra arruga
Ahora que estoy solo lloro en secreto
esperando que un día suene el timbre
Y que suba un perdón en forma de nieto
-Gabriel Santana
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