Son esos días.
Esos días en los que ni siquiera las nubes
pueden cubrir el sol,
en los
que disfrutas cada segundo, efímero y eterno,
en los
que incluso el aire sabe mejor,
en los
que tu canción favorita suena en la radio y te gusta todavía más,
en los
que la hierba hace cosquillas en tus pies descalzos,
en los que bailoteas por los pasillos de tu casa
a ritmo de una canción invisible,
en los
que escuchas la lluvia golpear en la ventana,
en los
que no suena el despertador y te despiertas con los rayos del sol,
en los
que las olas lamen tus tobillos,
en los
que no tienes que mirar el reloj porque tienes todo el tiempo del mundo,
en los
que podrías ser la persona más feliz del universo. Y lo eres.
Son esos días en los que la vida tiene el privilegio de
llamarse vida.
Andrea Moldes (Navarra)
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