A mi me gustaba cuando las cosas tenían sentido. Quizá lo tenían porque entonces yo era pequeño y no sabía nada, y por eso todo estaba bien. Que cómoda la venda de la ignorancia. Pero ahora que el mundo ha tropezado y quedado patas arriba, veo tantas cosas que solucionar, tantas cosas no están terminadas. Y cuando hecho la vista atrás, me doy cuenta de que esto lleva ya tiempo siendo así, y pienso.
"Quizá el mundo ya estaba podrido mucho antes de que todo empezara a oler mal"
Se que hay un antídoto, y también se que no está ni en mi smartphone, ni en mi profesor, ni en los políticos ni en la iglesia.
Está en cada uno de nosotros, en los "civiles inocentes", en la gente de a pie.
Y ya es hora de ponerlo en práctica
Omar García
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