miércoles, 8 de marzo de 2017

I


I; gràcies per deixar-me formar part de tu. T'estim. Feliç 8 de març a la que serà la dona més valenta, forta i lliure que el món veurà mai.

Ella, la chica de los ojos azules, de las miradas traviesas, de la melena rubia cerveza, bailaba “Dancing Queen” sin darse cuenta de que era, sin ninguna duda, la única reina del baile. Bailaba para dar la vuelta al mundo. A su mundo. Y os juro que verla, descalza, libre, feliz, era hechizante.
Ella, la chica de las mil y una noches, la misma que se dormía viendo pelis y que se avergonzaba cuando le salía un grano, cantaba; para hacernos felices y para hacerse feliz. No tenía nada que envidiarle a las estrellas de Broadway. Se aprendía canciones de Green Day para tarareármelas y hacerme sonreír o repetía, con la misma voz de la gran Amy Winehouse, el “No, no, no” de “Rehab” para que me sintiera orgullosa de ella. Y nunca he dejado de estarlo.
Es tan bonita que duele y brilla de forma especial, como si estrenase zapatos nuevos cada día.
Sigo pensando que es una sirena, que vino del mar para salvarme. Sus ojos le delatan. O quizás sea un hada, mágica, por supuesto, ya que cuando me abraza, arregla todas las piezas rotas de mi interior. Si eso no es magia, entonces, ¿qué es?

Maria Victory Cirer

domingo, 5 de marzo de 2017

Miró

Miró hacia abajo.
"¿¡Por qué!?"
"´Porque me lo pediste-dijo mirando a los ojos llenos de ansia- a mi me da igual".

Miró hacia adelante.
"¡¿Cuándo?!"
"Antes del siguiente, después del anterior"- mirando a los ojos que el pánico llenaba.

Miró hacia arriba.
La piedrecilla cayó entre sus dos ojos.
"¿Ves?- le gritó, mirando con ojos que reflejaban la muerte- ¡es su culpa!"

Pestañeó.
Sus ojos estaban blancos.

La piedrecilla se resbalo y cayó. No tuvo otra opción que resbalarse y caer detrás de ella.




-BB