martes, 1 de agosto de 2017

Estrellas y otros sueños rotos





Ya la estoy mirando otra vez. Sentada en la repisa de la ventana, con las estrellas a mi alrededor y la oscuridad fluyendo en mis pensamientos. Esta vez se me ha ido la mirada, yo no quería. Yo no (te) quería.
Aquí fuera sigue haciendo frío, incluso más que el calor helante que siento bajo las sábanas de una cama en la que siempre estuvo presente tu ausencia. Entro y cierro la ventana, pero su luz se sigue colando entre los huecos de las persianas. Y sé que esta será otra noche más sin dormir. Así que salgo de nuevo y esta vez no la busco a ella, la paso por alto y encuentro algo que me pertenece. Algo que está tan lejos, tan alta, tan sola,
tan mía.
Y la diferencia entre nosotras es que ella todavía brilla.
Reconduzco mi vista hacia la reina de la noche. Ahora me devuelve la mirada, pero la de unos ojos que no son los míos. Y te siento,
-lo siento.-
"Sólo ella puede devolvértelas", y esta vez no sólo me refiero a las ganas de vivir.
Parece que está más radiante ahora que la miras, o quizá sólo sea el brillo de tus ojos, que aumenta al verla tan llena esta noche, tan inmensa. Quizá la música en este silencio sean los latidos de tu corazón, que se aceleran al sentirla tan cerca de ti, pero tan lejos de tu cuerpo. Quizá ella sea tu música.
Una nube se desliza silenciosa por el cielo. Me obligo a recordar por qué la estoy mirando, y te echo; las culpas,
y de menos.

Sofía Santos