miércoles, 30 de septiembre de 2015

A pesar de la distancia.


Conforme he ido creciendo he aprendido que lo malo de la distancia es no poder abrazar, no poder mirar a los ojos,tener que decir "te quiero" a través de una pantalla, y no disfrutar de las cosas necesarias con gente necesaria.

Por suerte, he aprendido a querer a pesar de la distancia, he sentido mi corazón hacer la maleta y marcharse a otros rincones, y ahora yo, que soy más de quién que de qué o de dónde, vivo en muchas partes.

He dejado que entren en mí otros acentos, otros puntos de vista, unas raíces diferentes, y me han hecho crecer y creer estando lejos.

Me dijeron que la distancia era olvido, pero no hay olvido cuando los te quiero y los recuerdos son sinceros.

Y sin estar, sin poder tocarme, sin que existan choques continuos de miradas, han habido personas que me han salvado la vida.

He aprendido a mirar con el corazón, y que a veces querer de lejos nos hace querer mejor.


Ainhoa Navarro.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Declaración de intenciones.

No te atrevas a dejarme sin palabras. 
No te atrevas a dejarme sin...
No te atrevas a dejarme...
No te atrevas a...
No te atrevas...
no te... 
No.
[…]


Que no,
que no pienses que te extraño.
Que no pienses que te...
Que no pienses que...
Que no pienses
- que te quiero -.

Repito:
que no,
que nada
- sin ti -.

Tengo una declaración (de intenciones):

como vuelvas
 a mirarme
con esa sonrisa
de niño pequeño;

todo
- contigo -.


Ainhoa Navarro (Canarias).

jueves, 17 de septiembre de 2015

Valiente

"-¿A dónde ha ido? -preguntó, tirando de su manga.
-Muy arriba. -respondió, tras vacilar unos instantes. -Más allá de las nubes.
-No lo veo -discrepó, mientras se asomaba a la ventaba. -Quiero visitarlo."
Pero no lloró.
Notó cómo su alma se quebraba, dividiéndose en mil pedazos.
Pero no lloró.
Contuvo las lágrimas y, con ellas, logró formar una triste sonrisa, que acompañó a su portadora mientras acariciaba el pelo de la niña. De pronto, ésta se alejó, dejándola sola.
Cerró la puerta tras de sí. Se sentó en la cama y, cuando se aseguró de que nadie escuchaba, fue cuando rompió a llorar, con la cara entre las manos y susurrando palabras ininteligibles.
Derramó lágrimas por él, que, incluso en su estado, había continuado siendo él mismo.
Lloró por aquellas tantas tardes juntos, aquellas partidas ganadas y esas otras perdidas.
Lloró por no saber ser como él. Por haber luchado hasta el último segundo, merecía estar en su corazón.
Pero no lloró por ella. No se compadeció de sí misma. Sus llantos fueron limpios y sanos.
Lloró, pero lloró sin saber.
Sin saber que él seguiría en su corazón, y ella en el suyo.
Sin saber que, por fin, y en parte gracias a ella, había logrado su sueño, y estaba caminando en algún lugar del Universo.
Lloró sin saber que era valiente. Que ella también había luchado y que él nunca la abandonaría. Lloró sin saber que era el vivo retrato de él.

Porque sé que eres valiente, lucha.

Sofía Santos
Galicia

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Cartas a la chica de ojos café.

Segunda carta. Miércoles, 2 de septiembre.

¡Hola de nuevo! Ya que me has vuelto a sonreír, he dado por supuesto que estaba perdonado, o al menos olvidado...

Hoy has vuelto a causar un tsunami de sensaciones en la cafetería al sentarte donde siempre, inundándolo y contagiándolo todo de una radiante felicidad; a pesar de que tu mirada resultaba un poco triste y perdida mientras le refunfuñabas al teléfono.

Oye, antes de que discutas nada (soy consciente de que no me lees, este blog de notas que llevo siempre conmigo son mis pensamientos) ... creo que ya he encontrado un buen modo de comunicarme contigo aunque tú no lo sepas. Sé que es un poco típico y que seguramente lo habrás leído mil veces en novelas pero no se me ha ocurrido nada más original que esto. Sí... un post - it

Creo que al principio te escribí algo así como:
"Querida chica de ojos cafés, eres preciosa y me gustaría conocerte. ¿En el parque de la esquina a las 17.00?. - E".
Ya, bueno, también sé que eso sonó muy directo y no pretendo asustarte. 
Reescribí mil veces más esa pequeña nota, pero no encontraba nada bueno que decirte sin declararte mis pensamientos. Además, creo que mientras la escribía no podía apartar mis ojos de ti, por lo que te diste cuenta y tuve que improvisar una excusa para ir al almacén y pensar con claridad.

Me di cuenta de las enormes ojeras que consiguen robar el brillo a tus ojos, de tus cicatrices y que cada vez que vienes lo haces con ropa cada vez más suelta; al ir a recoger tu mesa me fijé que no te habías acabado el donut y te escondiste. Aproveché ese momento de "debilidad" para dejarte el papelito.

Creo que tuve la idea definitiva tras haberlo pensado un buen rato. Me fijé en tus auriculares, tus oídos y tus labios repetivamente. 

"No words - The Script; te la dedico. -E".

Espero que aunque sea te haya sacado de nuevo una sonrisa tan bonita como tú.

- Ed



Ainhoa Navarro