sábado, 14 de abril de 2018

Sencillo

~¿Por qué siempre que digo adiós el corazón me dice: "inténtalo otra vez"?~ Marwan.

Hay veces que el dolor duerme tan dentro de nosotros que ya ni siquiera sacarlo a la luz puede aliviarlo. Entiendes que has tocado fondo cuando te encuentras solo y perdido entre tanta gente que dice acompañarte. 

El problema de fondo no es que no sepan escucharte o que no te entiendan. Eso son mentiras que nos contamos a nosotros mismos porque no queremos ver el verdadero problema; yo.
Nosotros somos nuestros propios castigos y amores, y solo queremos que nos escuche esa persona. Queremos tenerla cerca, y pensamos que con esa persona todo será diferente. O no. No siempre las expectativas son el problema real, aunque ayudan a hacerlo más grande.

El problema es que nos aterroriza estar solos. Y no hablo de parejas.
Sólo la idea de la soledad nos destruye por dentro, y tiramos de lo que tenemos cerca.
Algunos lo solucionan centrándose en la política, los ideales, conociendo gente, fiestas para que parezca que conocen gente, metas, un futuro "claro", religión, e incluso algunos tiramos de lo único que sabemos hacer: amar. 
Y cuando amamos, lo hacemos de manera proporcional al miedo que tenemos de de estar solos. Y esto, duele.

Duele porque no siempre amamos a la persona, sino a lo que (creemos) necesitamos de ella. 
Duele también cuando no somos correspondidos. Pero esa historia ya la conocemos todos.

Los que se aferran a sus ideales, a sus metas, luchas personales o colectivas, religión... no tienen  tantos problemas, porque la lucha de clases o Dios son cosas que parecen no tener fin, al contrario de nosotros.
Los que amamos, somos los que más rápido perdemos las ganas de vivir, porque el amor sólo es eterno mientras dura. Por lo que luchamos no siempre puede llenarnos, ya sea porque no sabemos lo que queremos como si no saben como si no saben querernos.

Al final, todo es mucho más sencillo. Como siempre.

P.D.: Dejo aquí mis tres confesiones y una oferta de trabajo. A quien pueda interesarle:

~No soy capaz de quererme y busco a alguien que lo haga por mí.
~Tengo miedo de quedarme a solas conmigo.
~Necesito llenar ese vacío que me genero yo mismo y no sé como llenar.

Se busca princesa que me haga creer príncipe. Aunque le haya salido rana.




~Lvz.~

lunes, 2 de abril de 2018

Claro de Luna

Hoy les contaré una leyenda que pueden creer o no, pero que si saben observar, sabrán que es tan real como el presente, y está tan presente como la realidad. 

En el bosque de los arboles perdidos, todo y nada cobran a la vez sentido. Es el lugar en el que los sueños incumplidos ahogan sus penas entre las hojas caídas de los hombres tristes, que al no encontrar su eternidad al echar a volar, se convierten en los sauces que no dejan de llorar.
Allí, las brujas bailan sin temor a la luz del día, y el diablo pierde la noción del tiempo para poder escapar de sí mismo. Al menos por un instante.
Los viajeros perdidos nunca encuentran el camino a casa porque ninguno se para a recordarla, y olvidan cómo buscar. 

Pero no todo es oscuro allí. En un claro del bosque hay un lago de agua de cristal donde la Luna fija sus rayos con atención.
Su luz ilumina a una joven que vestida de blanco baila sonriendo con los pies descalzos alrededor del lago. Ella da vueltas sobre sí misma, con movimientos lentos, al compás de una melodía que hipnotiza a la propia Luna.

Las estrellas, por su parte, no dejan de lanzarse destellos entre sí. Unas sugieren que aquella joven Dama ha perdido su cordura. Otras por el contrario defienden que de hecho la ha encontrado. Algunas incluso señalan que solamente se ha encontrado a sí misma.

Pero sólo ella conocía la verdad sobre su sonrisa.

La verdad es que ahora, en ese claro de Luna, ella no bailaba sola.
Mientras su vestido blanco vuela por la orilla del lago, ella siente que alguien acompaña su sueño. Unas manos rozan suavemente las suyas, y unos ojos solo tienen interés en ella mientras siguen su compás.

Los primeros en entenderlo son los árboles, que piden ayuda al viento para tararear la melodía más hermosa escuchada jamás por un ser vivo. 

Solamente un lobo solitario aúlla en mitad de la noche, rompiendo la armonía de la canción de los árboles y el baile de la Dama Blanca. Intenta explicarle a la Luna que la joven ya no baila sola. Que ha encontrado su sueño despierta.

Pero la Luna, como todo lo demás en el bosque, sólo atiende el baile del claro, donde hay un lago de agua de cristal, y un baile de eternidad.

José J. Granados