domingo, 31 de julio de 2016

Corazón-O-metro*: 2.092,9 km



*Distancia que hay entre corazones que se quieren.
-La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel.


Es la segunda madrugada en la que vomito letras desde que me despedí de vosotros, chicos, y esta vez no vengo a soltar ninguna metáfora de las mías o a retractar en unos pocos versos lo que significa para mi la vida, os juro que no. 

Hoy hablo en plural. Hoy hablo de vosotros y sobretodo, sobre vosotros. Sois algo parecido a vida, a hogar, a amor, la definición perfecta de amistad aún pateando a la RAE y a su diccionario de la lengua española por decir locuras a bocajarro cuando estábamos juntos. 

Hablo en plural, pero podría hacerlo en singular. Porque al hablar de vosotros, hablo mucho de mí, ya que ahora prácticamente estoy hecha de pedacitos vuestros, de memorias, de carcajadas y de alguna que otra lágrima y amor imposible. Podría hablar en singular porque somos una familia, porque todos somos uno (y uno somos todos, con perdón a Alejandro Dumas).

Desde que os conocí, mi vida cambió. Sí, algo a lo película, sólo que sin actores secundarios, ni guión: todo improvisación y dejando de actuar para ser yo misma; ¡una peli con un poco de cada género, pero tirando a comedia! Al ir conociéndoos, me he ido conociendo a mí misma, y aceptándome y amándome cada vez más y más, desmesuradamente, a cantidad irracional y equivalente a la que os amo -y ya sé que amar es un verbo de esos a los que se les dice "fuerte"- a vosotros. 

Soy un puzzle que tiene vuestras piezas, si me permitís decirlo así. Me habéis hecho volar aún sin necesidad de teneros cerca o sin tener que pillar un avión con destino a alguno de vuestros abrazos o comentarios sinsentidos de esos que sólo hacen que tenga más ganas de cometer la locura anterior. Me habéis hecho ser de cada comunidad, me habéis enseñado a amar las costumbres, a las personas e incluso a las lenguas que habláis, sin tratarme de forastera (aunque a menudo hubieran diferencias al intentar entendernos todos).

Acabásteis consiguiendo que llorase de risa en vez de tristeza en las despedidas, acabásteis dándole sentido a lo que es realmente "echar de menos" y "desear ver a alguien", acabásteis cambiándole los nombres a las canciones para ponerle los vuestros tras haberlas cantado a pleno pulmón en plena Gran Vía, cambiando la etimología de la palabra locura al dar tumbos por El Retiro.

Es la segunda madrugada que escribo desde que os abracé por última vez, y lo único que quiero, antes de que me quede sin corazón, con sueño y sin saber qué más deciros que no sea un enorme gracias, es que estas letras sean para vosotros cuando las leáis, el mismo hogar que sois para mí. 

viernes, 29 de julio de 2016

Oxímoron de pensamientos

We should not be the same, but I'm just a ghost,
and still they echo me. They echo me in circles.
 


- Píntame, de cualquier color, menos de olvido.
- Eras la remitente de mi carta de amor propio.
- Yo quería ser la destinataria de tu odio, para qué mentir.
- Tienes los dedos cruzados.
- Lo niego, lo prometo.
- Escribes, como si pudieras salvarnos.
- Escribo, pidiendo ayuda.
- ¿Por qué me hiciste inventar el miedo a perderte, si no te tengo?
- Le temía a las agujas hasta que llegaste con tus palabras.
- Tienes ojos de faro, corazón.
- Mi alma, mi faro sólo sabe brillar hacia dentro.
- ¡Chica huracán, sopla, de ti depende el renacer de mis cenizas!
- No. Hoy no quiero ser fénix...
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué no huyes? Conmigo.
- ¿Cómo voy a huir si soy cárcel?
- Mi corazón está roto, qué me dices.
- El mío se está desangrando por estar enjaulado, enrédame ahora.
Sabes que te quiero como nunca perdí a nadie.
- Eres eso que siempre quise y nunca podré tener.
- Tus mentiras son para mis oídos lo que mis labios a los tuyos...
- ¿Entonces son la definición de perdición?
- Por favor, engáñame otra vez, musa.
- Nunca debí fiarme, poeta; te quiero.
- Y yo... Yo era lo que tú eras, tú serás lo que yo soy.
- ¿Oniria?
- Insomnio.


Ainhoa Navarro

miércoles, 27 de julio de 2016

Hagamos un experimento...

Hagamos un experimento.

Imaginad un paseo marítimo.
Con bares, mesas y gente cenando y paseando tranquilamente mientras disfruta de una dulce brisa que proviene del mar en una noche de verano.
 
Por ese paseo caminaba una niña disfrutando de su helado, apoyada en el pequeño muro que separa el paseo de la playa.
La niña estaba ensimismada. Solamente diré que sentía algo parecido a la soledad. Pensaba en su vida, y solamente en la suya. Ella no conocía más que el mundo en el que había crecido, y empezaba a creer que su vida era la historia que no debió empezar. 

(A partir de aquí comienza el experimento.)

La niña, que estaba concentrada en el helado hasta ese momento, alzó la vista por unos instantes y levantó las cejas en signo de sorpresa... Nerviosa, pasó la mirada por todas las personas que pudo. Su mirada se detuvo por primera vez en una familia que paseaba tomando un helado entre risas y bromas. De pronto, una mujer se cruzó con ellos y observó a toda la familia, especialmente a los dos hijos que disfrutaban de su helado. Al darles la espalda, su mirada se apagó, bajó la cabeza y comenzó a andar más lentamente.

Cerca de donde ahora se encontraba la mujer había un pequeño puesto de colgantes, collares y pulseras que atendía una mujer con piel oscura y mirada seria. En su rostro no había ningún rasgo de ningún tipo de emoción, exceptuando las sonrisas forzadas que le hacía a sus clientes cuando le preguntaban el precio (compraran o no) y un pequeño detalle casi imperceptible. Sus ojos brillaban especialmente y la luz se reflejaba en ellos como si fueran agua. Como la luna reflejándose en dos ríos que van a morir al mar.

Mirando los productos de la tienda había una joven de unos dieciséis años de cabello oscuro, con gafas y que no medía mucho más de metro  sesenta. Estuvo un rato viendo los productos del puesto y al terminar se dió la vuelta dispuesta a abandonarlo, cuando al girar casi se golpea con un chico más o menos de su edad, alto y con ojos azules. La joven se asustó y dio dos pasos para atrás. Él, la miró un momento y sonrío mirándola a los ojos. Ella simplemente se sonrojó y salió corriendo.

Detrás del puesto, en un portal estaba sentado otro joven un poco mayor que los anteriores. Sostenía un cigarro entre los dedos y al ver a los dos jóvenes le dio una calada y miró al suelo, suspiró y después al cielo. Reparó en algo que pareció importarle poco y le dio otra calada. Después miró de frente y vio a una señora muy bien vestida y con paso decidido. Parecía que tenía prisa...  Iba adelantando a la gente y mirando el reloj. Iba maquillada y probablemente olía muy bien.

De pronto la señora sacó el móvil y se puso a hablar por teléfono mientras intentaba nerviosa adelantar a una pareja de ancianos que no andaba muy deprisa.

Una vez adelantada la niña se fijó en la pareja de ancianos, que caminaban de la mano y sonreían mientras se miraban de vez en cuando.

La niña dejó de observarles y fijó la vista en su helado. Después alzó la vista para ver a la chica en la que se había fijado al principio sentada en un banco, y con el mismo brillo en los ojos que la mujer de piel oscura del puesto de colgantes. 

Bajando la vista, mientras se tocaba el vientre. 

A su lado se sentó un joven con pelo despeinado y gafas redondas (todo muy Lennon) que miraba el cielo con atención. Al reparar en la mujer y en el gesto de su mano, el hombre dijo unas palabras y se acercó a ella. La mujer le miró de reojo muy seria, pero después de que el hombre dijera unas palabras, ella sonrió. 
El hombre empezó a hablarla probablemente de cosas sin importancia y la hizo reír. Por último hizo un gesto señalando al cielo y los dos miraron hacia arriba. 

Después, él se levantó del banco y tendiendo su mano hacia ella hizo un gesto con la cabeza hacia su derecha. La mujer negó con la cabeza diciendo algo mientras se levantaba y su sonrisa se apagaba un poco. Él fijó su mirada un poco más preocupado que antes en el vientre de ella, pero el joven sonrió de nuevo y dijo algo que animó a la mujer. Luego apuntó algo en un papel que mostró a su compañera. 
Ella cogió el papel y sonriendo, le miró y se despidieron. Los dos se fueron en direcciones opuestas.  

La niña miró su helado y después alzó la cabeza para descubrir que la luna estaba llena y emanaba una luz... Distinta.
 
Al bajar la vista su mirada se cruzó con la de una mujer con el móvil en las manos que estaba apoyada en una pared al otro lado del paseo.
Ella también miraba el cielo hace un momento.

La niña lo entendió, no eran historias, eran vidas, y cada una, su propia historia. 
No era una vida, eran muchas. Y no era una historia, eran todas las que le rodeaban.
 
***

(Tal  vez después de contarte todo esto, sepas más de estas historias de lo que he escrito realmente... ¿Funcionó?)


José J. Granados (Madrid)

domingo, 24 de julio de 2016

Me acuerdo (2ª edición)

Me acuerdo de cómo la cuenta atrás iba disminuyendo, cada vez a mayor velocidad.
Me acuerdo del "violador" del hotel.
Me acuerdo de intentar hacer Skype la noche antes de la gala.
Me acuerdo de no hacer Skype porque al final me dormí.
Me acuerdo de que al principio me hicieron bullying por Skype.
Me acuerdo de hacer Skype hasta las 3 de la mañana y morirme de sueño.
Me acuerdo de no dormir nada esa noche.
Me acuerdo de los extraños sueños que tuve la noche anterior, en los que se me mezclaban recuerdos del año pasado.
Me acuerdo de levantarme a las 5 am para coger el tren medio dormida.
Me acuerdo de la ilusión que tenía aunque había tenido que madrugar (mucho).
Me acuerdo de estar esperando a Ben y a Drea y que no aparecieran.
Me acuerdo de estar comiendo mientras Noa nos esperaba.
Me acuerdo de que Ben se comió una tortilla antes de la gala y yo muerta de nervios.
Me acuerdo de que no sabía qué hacer cuando empezásteis a llegar.
Me acuerdo de los abrazos, besos y sonrisas que compartimos al volver a vernos.
Me acuerdo de que casi me caí al suelo con los abrazos de algunos.
Me acuerdo de que los de la 56 nos miraban raro.
Me acuerdo de que Noa perdió su bolso con el DNI, el móvil y el dinero dentro por todo ello.
Me acuerdo de lo maravilloso que fue el reencuentro.
Me acuerdo del bullying de José y Omar nada más llegar.
Me acuerdo de tener la impresión de que no nos habíamos separado.
Me acuerdo de pensar que había merecido la pena esperar un año.
Me acuerdo de que apareció Maite P, y no supe qué hacer.
Me acuerdo de Noa compitiendo con Drea para ver quién era más alta.
Me acuerdo de que el principio de la gala fue como volver al pasado.
Me acuerdo de volver a ver a Anell mientras desayunaba.
Me acuerdo de que Sof se infiltró.
Me acuerdo de que nos sentaron en la parte trasera de la RAE, y que conseguimos ir p'alante.
Me acuerdo de que a María le sonó el iPod en medio de la gala y Beñat y Jose se rieron de ella.
Me acuerdo de hacerme un cacao mental con lo de los papelitos junto a Teresa.
Me acuerdo del diccionario, el marca-páginas, y el sobre que decía "no abrir".
Me acuerdo de abrir ese sobre.
Me acuerdo de que Andrea le cogió un trozo de queso a María y lo tiró porque olía mal.
Me acuerdo de querer comer algo en la gala pero toda la comida era de pijos y puaj.
Me acuerdo de volver a ver a la gente que conocimos el año pasado (monitoras, profesoras, académicos y demás invitados)
Me acuerdo de que en la residencia Mario se comió la comida de Teresa.
Me acuerdo de Noa repartiendo kleenex a todo Dios por la comida.
Me acuerdo de que Drea solo comió media croqueta en la resi.
Me acuerdo de que nos parecía extraño que Ben comiera "mucho".
Me acuerdo de Teresa indignada después.
Me acuerdo de la galleta gigante que nos comimos por solo haber almorzado una croqueta.
Me acuerdo de que Ana Morgade huyo de nosotros al final de la gala.
Me acuerdo de que un perro se comió la galleta gigante de Drea.
Me acuerdo de la foto que María sacó de Noa y Drea con la galleta.
Me acuerdo de la alegría que me dio volver a la resi.
Me acuerdo de donar dinero para ese perrito.
Me acuerdo de que ahi todo seguia igual (hasta la comida, que probablemente era la misma del año pasado).
Me acuerdo de volver a perderme en la resi.
Me acuerdo de jugar al prueba o verdad y a paranoia en la resi como en los viejos tiempos.
Me acuerdo de la moneda trucada.
Me acuerdo de que Omar se tuvo que ir a toda prisa e inesperadamente.
Me acuerdo de Drea enseñandole a María fotos de gatos.
Me acuerdo de tirarme en el billar.
Me acuerdo de cuando vestimos a Jose de hipster.
Me acuerdo de los snaps en el billar.
Me acuerdo de trabar el ordenador donde intentamos hacer el blog el año pasado.
Me acuerdo de escuchar mil discos en el fnac con Maria.
Me acuerdo de lo feo que seria el hijo de Omar con María.
Me acuerdo de que nos dejaron estar solos en Madrid.
Me acuerdo de María comprándose el disco de Queen con Drea.
Me acuerdo de que Jose cogió el mapa al revés...
Me acuerdo de Noa odiando a Drea porque se compro no me llores.
Me acuerdo de Andrea, Maria, Anell y Noa en la sección de libros del Fnac discutiendo libros.
Me acuerdo de Noa enseñando a María el libro de los Gemeliers.
Me acuerdo de ver el teatro donde vimos el Rey León.
Me acuerdo de Noa casi llorando porque no podía comprarme ninguno y al día siguiente comprarme dos.
Me acuerdo de que el fnac era enorme.
Me acuerdo de Noa con la pulsera de la bandera LGTB+.
Me acuerdo de volver.
Me acuerdo de lo emocionadas que estabamos Amanda y yo de ver a un tío con cello.
Me acuerdo del lío que hubo para comprar tickets de metro.
Me acuerdo de mi primera vez... En metro, claro.
Me acuerdo de que Ben tuvo que pagar por mear.
Me acuerdo cuando María le preguntó a Drea donde se pagaba y me dijo "en la caja".
Me acuerdo de que Ben tuvo que pagar por beber agua (!).
Me acuerdo de Noa comiéndose solo media alita de pollo.
Me acuerdo del "hay que pagar con efectivo" "efectivamente".
Me acuerdo de que Drea le dio a todo el mundo de su comida y no comió una mierda.
Me acuerdo del video de la huida.
Me acuerdo de los batidos del Tommy Mel's.
Me acuerdo de que a Ben, María y Sof no les iba el billete de metro y de que como nadie les atendió tuvieron que pasar por encima de la barrera.
Me acuerdo de cuando Beñat dijo que se iba a clavar las pajitas en los ojos.
Me acuerdo de José comiendo y corriendo a la vez y Pablo detrás mientras a ustedes les pasaba eso.
Me acuerdo de las fotos en el espejo de la recepción del hotel.
Me acuerdo de todo el lío que montábamos para pagar en cada restaurante al que ibamos.
Me acuerdo de que me quede con la cuenta del VIPS.
Me acuerdo de pagar casi 200€ en el vips.
Me acuerdo de que el camarero se reía de nosotros.
Me acuerdo los divertidos viajes en metro.
Me acuerdo cuando Noa y María cotillearon el Instagram.
Me acuerdo de querer compartir comida y acabar como gordos con platos enormes todos.
Me acuerdo de quedarme con hambre.
Me acuerdo del 'Karlitah, si, con k y h al final'.
Me acuerdo de Alex.
Me acuerdo de cuando Beñat, Pablo, Drea y María fueron a buscar a Jose y Alex.
Me acuerdo de cambiarme la cara con Alex en snap y de que rato después se encontró 20€ como si nada.
Me acuerdo de regatear con el dibujante.
Me acuerdo de la pulsera del Retiro con Drea.
Me acuerdo de que Jose y Alex nos tuvieron que guiar y acabamos en la bolsa madrileña.
Me acuerdo de Kirikú.
Me acuerdo del globo azul y blanco que desapareció.
Me acuerdo de Oliver y Alex haciendose amigos.
Me acuerdo del argentino que hizo una caricatura.
Me acuerdo de paatoooo.
Me acuerdo de todo el mundo durmiendo en la cama de Drea y haciendo bromas telefónicas.
Me acuerdo de "un par" canario y mallorquin.
Me acuerdo de calabacín, pomelo, cabezalcachofa etc. etc.
Me acuerdo de Pablin de los animales.
Me acuerdo de volver a las barcas del Retiro, y que los trabajadores de ahi seguian igual de "majos","alegres" y " amistosos".
Me acuerdo de las risas en las barquitas.
Me acuerdo de que Natalia empujó a Ben y me caí encima de María, Andrea y Anell.
Me acuerdo de la batalla de agua.
Me acuerdo de pasar por debajo de una fuente.
Me acuerdo de Ger y Mario fregando.
Me acuerdo de lo contento que me puse al mojaros y al ver que no os gustaba.
Me acuerdo de grabar esos momentos y casi caerme al agua.
Me acuedo de Jose y Alex gritando: REMAR, REMAR.
Me acuerdo de Maria haciéndole polaroids a Drea en la barquita que salían mal.
Me acuerdo de iba en la barca con Sofía, Pablo y Oliver, y que Sofía tuvo que guardar en su bolso todas nuestras cosas.
Me acuerdo de hacerle una foto a la foto en el metro.
Me acuerdo de Alex persiguiendo palomas y diciendo: bueno chicos, hoy no comemos.
Me acuerdo de Noa tropezando con una piedra y de Beñat riéndose de ella.
Me acuerdo de que la última noche Ger desapareció.
Me acuerdo de que había una puerta abierta en el hotel, y que Oliver quería entrar.
Me acuerdo de pintaros la cara con tiza azul.
Me acuerdo del pedo de Beñat con la broma telefónica.
Me acuerdo de que Omar y Carlos quisieron venganza por haberles pintado y Noa acabó corriendo de Omar modo pitufo.
Me acuerdo de María cantando Queen por el metro toda la noche con Drea.
Me acuerdo de las Jelly Beans.
Me acuerdo de cuando Teresa se confundió de habitación.
Me acuerdo de ir al show ese de improvisación.
Me acuerdo de que los tipos esos nos hicieron mas bullying del que nos habian hecho nunca.
Me acuerdo de María y Drea muertas de miedo la última noche.
Me acuerdo de Sofía escupiendo la Jelly Bean en la sabana y que dejase una mancha marrón.
Me acuerdo de que saliese la improvisación de María en el show.
Me acuerdo del waka waka.
Me acuerdo de que la última noche estuve triste, porque todas esas experiencias volverian a ser sólo líneas de un "me acuerdo".
Me acuerdo de Drea sacándole snaps a Amanda dormida.
Me acuerdo de Drea y María cantando en el Burger mientras esperabamos la comida.
Me acuerdo de ver Kirikú y fijarnos todo el rato en los pezones de la bruja y en el bicho que le daba miedo a Beñat.
Me acuerdo de no poder despedirme de ustedes.
Me acuerdo de no querer despedirme de vosotros.
Me acuerdo de Drea cantando Bohemian Rapsody en el metro a todo pulmon.
Me acuerdo del montón de patatas que robó Drea.
Me acuerdo de Romón.
Me acuerdo de Noa tumbándose en el metro.
Me acuerdo de dejarle patatas a Drea y que se las comiese todas.
Me acuerdo de ver Bobina esponja con Jose y Alex en mi cuarto.
Me acuerdo de la papa con pulpo a la gallega.
Me acuerdo de que volvimos a ser jovenes talentos por tres dias.
Me acuerdo de limpiar el vestido de Natalia cuando Mario o Ger se lo tiraron encima.
Me acuerdo de Drea escuchando Ed Sheeran con Anell en la habiracion y ser súper feliz.
Me acuerdo de Noa cargando con dos libros el dia de la gala y que su bolso pareciese el bolsillo magico de doraemon.
Me acuerdo de lo monos que somos todos.
Me acuerdo de que Anell le mandaba a Noa snaps de ustedes a las tres de la mañana.
Me acuerdo de Drea saliendo de la ducha con solo una toalla y Jose y Alex flipando.
Me acuerdo de estar hablando con jose y pablo y que Mario saliera del baño pidiendo ropa interior.
Me acuerdo de Oliver diciendole a Jose que se le habian ensuciado las gafas en la playa.
Me acuerdo de la confianza que teníamos y tenemos entre nosotros.
Me acuerdo del bullying que le hice Alex durante todo el día.
Me acuerdo de que Oliver nos volvió a tocar la oreja.
Me acuerdo de lo raro que mirábamos a María cuando hablaba mallorquin y cuando le decíamos que le cambiaba la voz.
Me acuerdo de que se me pegaron todos vuestros acentos.
Me acuerdo de Noa hablando alemán.
Me acuerdo de Noa intentando enseñarnos a bailar salsa.
Me acuerdo del montonazo de abrazos que nos dimos.
Me acuerdo de lo que lloré despidiéndome de todos pensando que no os volvería a ver más.
Me acuerdo de los buenisimos chisites en euskera (dilista, sagarra y atea).
Me acuerdo de cuando Oliver confundió el mapa del metro con el mapa del AVE.
Me acuerdo de discutir por cuantos gatos había en el cartel del veterinario.
Me acuerdo de Ben y Drea llorando en el tren.
Me acuerdo del Winnie the Pooh antipatico.
Me acuerdo de cuando Ger no encontraba su DNI en la cola.
Me acuerdo de que Jose presionaba a María para verla llorar.
Me acuerdo de ver lo que hacían los de la 56 por tw y morirme de envidia.
Me acuerdo de hablar con los de la edición 53 y acabar haciendo un grupo.
Me acuerdo de la alianza ediciones 53-55.
Me acuerdo de la zona de refugio y de hacerle una foto a Mario.
Me acuerdo de que os ibais yendo poco a poco, y que eso fue mas doloroso aún.
Me acuerdo de apenas reconoceros a algunos.
Me acuerdo de decir que volveríamos a  vernos en León.
Me acuerdo de la risa contagiosa de Noa.
Me acuerdo de que volvió a empezar la cuenta atrás.
Me acuerdo de Noa haciendo una carrera en la resi con Teresa y acabar tirándose al suelo.
Me acuerdo de ver al camarero que llamó señorita a Oliver.
Me acuerdo de buscar sillas para comer todos juntos.
Me acuerdo de la cubana.
Me acuerdo de que Carlos se despidió como 3 veces y seguía sin irse.
Me acuerdo de la madre de Anell y Anell haciendo fotos todo el rato.
Me acuerdo de lo que es un Alcorque.
Me acuerdo del Santiago Bernabeu.
Me acuerdo de volver a entender por qué os aprecio tanto.
Me acuerdo de cuando la madre de Oliver dijo que le madásemos un "wasito".
Me acuerdo de ir a sacar una foto de todos y que se apagara la cámara.
Me acuerdo de que por alguna razón, mis profesores supieron que habíamos vuelto, y que cuando me preguntaron, no quise contarles nada.
Me acuerdo de la puerta abierta de enfrente de la habitación de Beñat y empezar a crearnos una paranoia.
Me acuerdo de salir descalza corriendo desde la sala del billar para sacarnos una foto a los pies y acabar con ellos negros como los de un mendigo.
Me acuerdo de despertar a Drea con las bromas telefónicas.
Me acuerdo de cuando nadie conocía los nombres de Hío y Uxía.
Me acuerdo de cuando el vestido de Natalia cambió de color.
Me acuerdo del "hostia, Sof".
Me acuerdo de cuando María no encontraba a Michael Jackson en el fnac.
Me acuerdo de Pablin de Los Animales.
Me acuerdo de Pomelo.
Me acuerdo de Carlos y la cubana.
Me acuerdo de cuando María se puso a imitar a Ylenia
Me acuerdo de cuando María oyó cantar a Anell desde el pasillo del hotel y supo que era ella.
Me acuerdo de cuando a Sof casi se le salen los ojos al ver los dibujos de Anell.
Me acuerdo cuando Anell nos vició a todos al color switch.
Me acuerdo cuando la dependienta del Burger King no le daba el batido a Sof y todos tuvimos que esperar por ella.
Me acuerdo de la segunda despedida.
Me acuerdo de la segunda vez que lloré por vosotros.
Me acuerdo de que dijimos que volveríamos a vernos, y que nos volvimos a ver.






"Pero sobre todo, me acuerdo de prometer que nunca voy a olvidaros"


lunes, 4 de julio de 2016

Color melancolía

You’d like to paint the walls in blue - Lucía Scansetti, Sold out

Ilustración de Agnes Cecile







Y pasó de todo, hasta el tiempo. 

La pequeña estrella acabó convirtiéndose en una de las constelaciones más bonitas de la galaxia, a ojos de Luna, quien dejó de buscar soles que le iluminaran la sonrisa para dejarse quemar por el fuego de su estrella, prendiendo sus sentimientos y alumbrando las noches en las que apenas podía brillar.

Luna ignoró su propia órbita y trazó una elipse alrededor de su estrella, dejando de lado al resto de la galaxia durante meses, en los que agrandó su amor hacia ella, consiguiendo que acabase brillando más que nunca -pero ya no para ella-.

Al poco tiempo, la estrella, que ya se había acostumbrado al resplandor de Luna, abrió los ojos y quedó cegado frente al universo que había tenido oculto... Tiritó sobre el anillo de Saturno, buscó agua en Marte, besó la belleza de Venus e incluso redescubrió a Plutón. Mientras tanto, Luna fue desvaneciéndose, manteniéndose al margen donde tanto le escribía, volviendo a aislarse del exterior.

A todas estas, el Sol, que se había cansado de intentar eclipsar a Luna, brillaba más que nunca al estar a punto de morir; y un curioso astro cercano, expectador de todo lo sucedido, decidió acercarse a conversar con la alejada luna. 

— Te falta él, ¿no? Uno de tus problemas ha sido que él es, para ti, tu mundo, a pesar de vivir en la Vía Láctea — le dijo.

— La melancolía es del mismo color que él. Y es su color favorito, casualmente — contestó la luna absorta en sus pensamientos. 

— ¿La melancolía? ¿Y qué es eso? 

— La verdad es que no lo sé exactamente, se me olvidó lo que era al estar a su lado. Pero a mí me gusta mucho contarla, ¿sabes? Una, dos...

— Tres, cuatro, cinco. Como el número de estrellas que forman la constelación de su brazo, ¡ya sé lo que es! – comentó el astro, asombrado por la manera de hablar de su nueva amiga — pero... ¿Consigues distraerte? Quiero decir, ¿de esa manera las canciones ya no te recuerdan a él, a su magia? 

— La verdad... Es que no. Pero he de intentar que no me tiemble el alma por él — respondió la luna antes de romper su sonrisa radiante y echar a llorar. 

— Vaya, Luna, ¿estás bien?

Luna se ocultó. El astro me dijo que, esa noche, el firmamento lució tristísimo, llovieron mares en La Tierra y su estrella... 

Su estrella jamás supo que se había inmolado.


viernes, 1 de julio de 2016

Mirant per la finestra em vaig recordar de tu. Em vaig recordar dels teus ulls color mar que es van clavar en els meus i em van calar per dins. Em vaig recordar del vers de la cançó que, dolçament, sona ara mateix dins aquesta habitació, que està tan lluny de tu. Com tot. Em vaig recordar d'aquell passeig que tant de bo es repetís en tancar els ulls. Em vaig recordar dels meus cabells fregant-te a poc a poc. Em vaig recordar de la teva rialla, que va ressonar en aquell lloc que vam fer nostre. Mirant per la finestra em vaig recordar de tu. Com cada dia...

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Mirando por la ventana me acordé de ti. Me acordé de tus ojos color mar, que se clavaron en los míos y me calaron por dentro. Me acordé del verso de la canción que, dulcemente, suena ahora mismo en esta habitación, que está tan lejos de ti. Como todo. Me acordé de ese paseo que ojalá se repitiese cerrando los ojos. Me acordé de mi pelo rozándote lentamente. Me acordé de tu risa inundando ese sitio que hicimos nuestro. Mirando por la ventana me acordé de ti. Como todos los días...



Maria Victory Cirer