miércoles, 28 de diciembre de 2016

Érase una vez...

Soy el caballero, la princesa y el dragón. Todo a la vez. Construyo torres altas donde me encierro para después rescatarme de mí misma, de mi propio fuego, cuando sé perfectamente que la única persona que puede salvarme eres tú. Y no estás. Hace tiempo que no estás... o quizá nunca estuviste. Quizá solo fue un cuento más.
                                                                                                      Maria Victory Cirer


domingo, 18 de septiembre de 2016

Sálveme quien pueda

A veces no soy yo, busco un disfraz mejor.
Bailando hasta el apagón... 
¡Disculpad mi osadía! 

– Vetusta Morla, Valiente


Ya no recuerdo cómo era antes de mí misma, y ahora tengo depresión postraumática por culpa de ello. Y me resulta tan irónico como que me ría sólo por enseñar los dientes. 

Estoy frente al mar y su actitud nunca me ha resultado tan chocante como la mía, y por eso me río. Me río porque el agua fluye y yo no, y qué otra cosa me queda si no reírme o echarme a llorar para volver a casa y ahogarme. Soy consecuente de que me comporto como una niña pequeña, pero es que mi síndrome de Peter Pan nunca quiso crecer.

Por mucho que corro no consigo despegar ni mis pies ni mi imaginación del suelo, y también soy consciente de que voy a acabar comiéndome de bruces a mi mayor álter ego como siga intentándolo; menos mal que sólo estoy yo (en mi) presente para reír como un psicópata terminal antes de amar a su presa y para arrastrar mi cadáver hasta llevarlo de vuelta a la marea o a su hogar.

Hogar... Hace tanto que no pronuncio en voz alta esa palabra, que he olvidado cuáles eran sus abrazos. Creo que debería viajar en el tiempo, de verdad que no lo recuerdo porque me estoy olvidando de cómo era antes de ser yo misma. 

Menos mal que también soy una vagabunda, errante y pérdida, y no sé volver tras mis pasos. 

Una vez me dijeron que era «la caja negra de un romance en turbulencias». Les bailé los recuerdos por ingenuos: soy un ramo de espinas nerviosas en la mano de un enamorado que va a ser rechazado. Y todo porque no recuerda su nombre ni el de su amada. 

Menos mal que soy. Y estoy. Aquí. 



sábado, 27 de agosto de 2016

No estamos para correr riesgos.

Los años pesaban sobre mis hombros, encorvando mi figura, y se me caía el pero gris que ya no tenía. Escuchaba música de otras épocas, y el polvo del tiempo se apoyaba delicado sobre las grietas imborrables de mi cara.
Me había perdido ya demasiados amaneceres, y había visto las mismas estrellas demasiadas veces. Tantas, que ya ni fugaces pasaban por mi mente.
Mis ojos, hartos de las cosas horribles que este mundo les obligaba a ver, ya eran casi ciegos, casi mudos y medio mancos. La miel de sus iris eran ahora solo hojas quebradizas en otoño, continuamente amenazando con caer.
Olía a muerte.
Claro que yo no lo notaba.
Al menos no la mía.
Pero a mi alrededor todo había cambiado. Todos mis amigos, familiares, compañeros... Todos ellos habían desaparecido. No habían dejado cartas de despedida, ni besos de pintalabios en el cristal del coche, ni caricias de carton en el roce de una mano con la piel.
Caminaba arrastrando los pies por el surco de un camino tantas veces recorrido.
Que dolor de piernas. Como tira la espalda. Que poca hambre.
Dar un paso me costaba un suplicio, y dar dos perder el equilibrio y tal vez la vida.
No estamos para correr riesgos. Mejor me siento en la calma y nos lo tomamos todo con mas cama. Así que apoyé la cabeza en la almohada, y me dediqué a mirar al techo.
Que mal momento para no creer en Dios, y cuantas ganas de rezar por la vida.
Por la vida que no viví, por la vida que desperdicié, por la vida que ahora se me escurre entre los dedos y se escapa con cada aliento.
Esas cadenas que me até cuando era joven, que aún no se han oxidado. Esas mismas que me impidieron salir a comerme el mundo, y que hicieron que él terminara por comerme a mí.
Qué típico.
Qué estúpido.
Qué cantidad de cristales rotos circulando con la sangre, provocando arritmias cada vez que perforan el corazon
"Yo quería ser poeta"
No todos valen para eso. Mejor estudia una carrera (y corre). Vete lejos. Y sé poeta, poesia, prosa, y represalia. Porque escucha: al llegar al cajón de madera, todo el polvo es igual. Así que aprovecha ahora, que aún estás a tiempo.

A no ser que seas ya ese cuerpo con un anciano dentro.
Entonces, amigo, lector, camarada:
Entonces estás jodido.

Acordes de un amor roto


"If the love that I got for you is gone, if the river I've cried ain't that long;
then I'm wrong yeah I'm wrong, this ain't a love song"
La música comenzó a sonar. Lentamente, mientras el oscuro vinilo giraba, ambos se unieron al baile que mantenía absortos a tantos corazones.

La agarró del alma y comenzaron a balancearse al son de sus latidos, mientras él acariciaba cada centímetro de su mente, adentrándose cada vez más en ella, haciéndole crecer unas hermosas alas.

Ella se acercó a su interior y se apoyó sobre él, dejando que la música invadiera su cuerpo y comenzara a inyectarse en sus venas. Se apartó unos centímetros para contemplar la oscuridad de su mirada, haciéndola sentir pequeña frente a aquel corazón cosido con acordes.


Se dejaron llevar como dos almas sin rumbo, renunciando a despegarse; los dos querían ganar la batalla contra el tiempo. Acompasaron sus latidos para tocar al son del otro, para que sus pulsaciones comenzaran a apresurarse al rozar las grietas de ambos.

Sus heridas comenzaron a repararse a cada movimiento que realizaban, quedando expuestos a la música, que ya circulaba con naturalidad por sus arterias; era lo que los mantenía vivos.

Sin siquiera saberlo, en los dos corazones comenzó a crearse un pequeño hueco donde los dos se colaron para refugiarse de todo. Ya no eran dos almas sin rumbo bailando al son de sus latidos, sino un solo corazón transportándose con cada nota de música.

Lentamente, los acordes que los habían acorralado entre las paredes de su mente comenzaron a sonar más viejos, volviéndose rotos, llegando a ser tan sólo suspiros en medio de la noche. Se estropearon lentamente, empequeñeciéndose con cada movimiento, sonando más y más bajos, hasta ser imperceptibles para nadie más que para ellos.

Hasta que la canción terminó.

Y en silencio, sin una palabra y sin haberse confesado sus dudas y temores, los dos corazones comenzaron a separase, haciendo más y más grande la distancia entre ellos.

Ella guardó sus alas y él las cerró con llave, prometiendo no volver a echar a volar solos nunca más.

Y se marcharon, separándose para siempre.
Sofía Santos
Galicia

martes, 23 de agosto de 2016

Trenes que perder.

Hay arena entre todas las páginas de todos mis libros,
que no es más que el testimonio
de todo el tiempo que paso solo en la playa.

Tengo una colección de cafés que se han enfriado
mientras esperaba por la más sutil de las compañías,
que nunca acaba por llegar.

Guardo en las bolsas de mis ojos
cada minuto de vida nocturna que he pasado rodeado de fantasmas.

Fantasmas que nadie veía.

Porque no había nadie para verlos.

El frío no es más que la ausencia de calor en mi sangre,
ausencia que se cuela entre las grietas del alma
y dentro,
muy profundo,
anida en el corazón.

Un tren sin destino futuro,
sin destino,
sin futuro,
ha frenado mirándome caprichoso.
Como entrar es a la vez salir,
caigo en la trampa y dejo que el engaño
acabe siendo mi realidad.

No se mueve,
y sin embargo va tan rápido que estoy lejísimos de mí ahora mismo.

Ni me veo, ni me veo.
Y en el fondo está bien,
porque cada vez que me cruzo en mi camino
termino juzgándome y pisándome los cordones,
incapaz de no recordarme mis errores.

Y aun así,
¡qué soledad tan bonita tengo!
Que ni yo estoy conmigo cuando me necesito,
siendo lo único que me queda,
quedándome nadie,
quedándome nada,
Gritando en braille,
susurrando aire.

Con los ojos cerrados,
y las manos abiertas.


Omar García, Galicia

"What happened to the soul that you used to be?
- Ghost (Halsey)

"I'd probably still adore you with your hands around my neck"
- 505 (Arctic Monkeys)

¿Cómo va a ser esto amor si ha vuelto a empezar a llover?

Mis costillas se han vuelto a llenar de tu ausencia y mis manos se han vaciado de tu tacto. Te hablaría de los desastres que has causado en mí,
de la sequías de mi pecho,
de las inundaciones en mis ojos,
de los huracanes en mi estómago
o de los terremotos en mis venas,
pero no serviría de nada, estoy segura.

Ahora es mi turno de tragarme mi orgullo,
que nunca me había sabido tan amargo,
y conformarme con saber que en algún momento fui algo más que una estrella fugaz que cruzó tu mente.

¿Sabes? Estoy hecha un desastre por tu culpa. Las oleadas de te echo de menos se están empezando a confundir con las de me echo de menos y mis ojos no son los faros que uno espera ver tras una tempestad.

Le he gritado tu nombre a todas las paredes que me han visto llorar y he acabado pensando que la última vez que vi el mar fue contigo y la última vez que te vi había un océano de por medio. No puedo dejarte ir sin que me jures primero que no vas a volver. Lo siento tantísimo.

Esta vez no va a poder ser, cariño. No voy a volver a la 505.

¿Cómo va a ser esto un corazón roto si no lo has rozado todavía?
Ilustración de Pedro Tapa

- Andrea

lunes, 15 de agosto de 2016

Nuestra luminiscencia

Eres la pesadilla que se muerde la cola en todas mis noches a solas - BEJO, Entre tenerme y entretenerte




Ojalá brote de tu llanto un dolor
frío, carcomido,
-como tu corazón manoseado
y vendido a mi infierno
tras haber destrozado mi confianza-
y no puedas insultarlo como poema.

Quise buscar en tus ojos
algunas piedras o algún resto de amor,
¿y sabes qué?
ya habías almorzado,
y las estrellas, de repente,
estaban llorando por mis flores
sobre tu epitafio.

Ahora apretarás los dientes,
quiero pensar que de rabia,
y te morderás la lengua
mientras yo misma me armaré
una religión,
donde bailar
encima de tu tumba
será el único mandamiento.

Tu tupido pelaje
el cuál trenzaba con versos de poesía
se convertirá en ceniza
enterrada

junto a tu recuerdo.

Lobo mudo,
no me llores.
No me aúlles tus palabras de melancolía,
no ahora, que ya sé
que sólo soy un foco nocturno
al que miras cuando no sabes qué hacer.



miércoles, 10 de agosto de 2016

¡PASEN Y BEBAN! (No querrán hacer otra cosa...)

HAAAAA HA HA HA HA....
Bienvenidos al circo de los HORRORES.... ¡¡¡¡Aquí encontrarán todas las emociones que desean!!!! ¡No se os ocurra dudarlo! ¡Entrad! Por favor... 
Aquí, damas y caballeros, el payaso triste aprendió a ser feliz a cambio de su libertad... ¡Y mírenle! ¿Alguien vio alguna vez un ser tan alegre como este? ¡JAMÁS! Y menos estando en una jaula... ¡Y les diré por qué! La jaula es tan transparente que parece realmente la libertad... ¿No es maravilloso? 

Aquí, la mismísima muerte está encima de toooodos ustedes en tooooodo momento... ¡Podrán jugar una partida con ella a los dados si lo desean! Pero les advierto algo, será con SUS dados... Nada de trampa si no es a su favor, ¿comprenden? 

HAAAAAAA HA HA...
¡¡¡BIENVENIDOS AL CIRCO DE LOS HORRORES!!! Donde todos vuestros sueños se hacen realidad a cambio del modesto precio de vuestra esclavitud. ¿Busca dinero y joyas? ¡Venga aquí y se las daremos a cambio de tener asuntos más importantes que gastar su tiempo con su familia! ¿Busca simplemente tener tiempo para ellos? POR SUPUESTO, pero ni se le ocurra pedir  que ellos sean felices, le recuerdo que NO TIENE UN DURO y su hijo se enfada por no poder tener ese coche tan chulo del escaparate... Pero ya sabe, 35 euros por un coche de juguete, todos sabemos que ese es justo el dinero que tiene para comer este mes... Tiene que ser deprimente... ¿Por qué no pide algo más? ¿Qué le parecería la felicidad? 

HAAAAAAAAA HA HA HA... 

LES ESTABA TOMANDO EL PELO, tienen que decirme cómo quieren conseguirla. Busquen cosas como el conocimiento infinito y no tengan en cuenta que al saberlo todo no tendrán ningún motivo para vivir. ¡Esperen! ¡Mejor aún! Poder vivir en una burbujita, en la ignorancia, sin conocer el mundo que te rodea... Así no se llevará disgustos, ¿no? AAAY SI FUERA ASÍ, pero tampoco te llevarías alegrías muy importantes en la vida, preciosa.

¡ESPEREN! No se vayan... Sé lo que están pensando, ¡¡¡pero aún no han probado con el amor!!! 
Vamos, pequeño diablillo... ¿Dices que nunca sentiste eso? ¿O es que desearías no haberlo sentido? 
Pídelo, y te privaré de tu felicidad.
¿Quieres sentirlo? ¿De verdad? ¡ESPLÉNDIDO! ¡Pues ya lo tienes! Pero espera... La persona de la que te has enamorado... Lástima, tiene a su propia luna entre tantas estrellas. Y tú, amigo mío, no eres más que un puntito más en su cielo. 

HAAAAAA HA HA HA...

Como pueden comprobar ME ENCANTA mi trabajo... Deberían pagarme menos por estar hablando delante de un montón de gente prometiendo cosas que no se van a cumplir. OH espera... No, mejor deberían subirme el sueldo... ¡Y mejor aún! Que me lo suban a costa de quienes creen en mi, para darle emoción. 

¡Toc toc!  ¿Quién es? TÚ INFANCIA PERDIDA y viene de la mano de tu LIBERTAD... Qué monada... Se me rompe el corazón al pensar que les echaste de casa por un puñado de PROGRESO y CONVICCIONES... Tal vez te obligó la SOCIEDAD. Porque por supuesto, no había elección.

¡ESPEREN! Como decía antes... Sé lo que están pensando, "no quiero entrar mamá, tengo MIEDO"
¿Pues sabes qué, niño? Que NO TIENES OTRA OPCIÓN. 

O si... 

¡Claro que la hay! La próxima vez que tú amor platónico (a quien por supuesto no te has declarado aún por... No me lo digas; ¿MIEDO?) te diga que va de la manita de un cerdito recién sacado del horno, tienes dos opciones. Aceptarlo y bajar la cabeza, en cuyo caso seguirías dentro de esta maravillosa carpa o... Escribir tu carta de despedida declarando TU AMOR y COLGARTE DE UNA LÁMPARA.

HAAAAAAAAA HA HA HA.... 

¿¿¿NO ES MARAVILLOSO???
¡¡Y LO MEJOR DE TODO ES QUE UNA VEZ DENTRO, OLVIDAS QUE ESTÁS VIVO!!

Es PARA MORIRSE de risa, ¿¿¿a que si???

Pues espera a ver cómo te toca entrar y diviértete... Recuerden, hay barra libre nada más entrar, pero siempre cogerán la copa más adornada y con menos contenido... No se la beban entera, háganme el favor. Aunque sé que la dejaran a la mitad de todas formas... HAAAAA HA HA HA HA....

Bienvenidos al circo del horror.
 Donde el demonio llora de pena 
mientras le obligamos a mentir
 y Dios se volvió mortal por amor. 
Donde el payaso triste, ya no está triste. 
Porque nos empeñó su tristeza 
a cambio de la falsa libertad.

Donde los ciegos ven más que los videntes 
y el silencio grita a los sordos los secretos 
ocultos del sonido... Que resulta, también es sordo. 

Donde cuando digas "te quiero" será tarde. 
O mal momento. 
O demasiado pronto. 
O sinceramente... Bastante estúpido porque... NO LE IMPORTAS.
Y sobre todo donde tu muerte vale más que tu vida,
 porque una despedida vale más que una bienvenida.

¡¡BIENVENIDOS AL CIRCO DEL HORROR!!
Bienvenidos a la vida.



José J. Granados 
Que duerman bien.

sábado, 6 de agosto de 2016

Quiéreme con las alas rotas.
Con la mirada frágil.
Con mis manos temblorosas.
Quiéreme con lágrimas en los ojos.
Con canciones de (des)amor.
Con abrazos perdidos.
Quiéreme con mis labios gritando melancolía.
Con mi mente huracán.
Con mis heridas de guerra.

Quiéreme sin miedo a perder.
Sin límites.
Sin complejos.
Quiéreme sin alzar el vuelo (sin mi).
Sin fecha de caducidad.
Sin distancia entre nosotros.
Quiéreme sin temor al '¿Qué dirán?'.
Sin clichés.
Sin dolor.

Sobre todo, quiéreme. Por favor.



                                                                                   Maria Victory Cirer

lunes, 1 de agosto de 2016

Galaxias




Te levantabas temprano, despidiéndote con un beso y un café recién hecho. Llevabas tus hojas, tu pincel y mi corazón.

Nunca supe dónde ibas, adónde te marchabas, emigrabas durante horas, o dónde te perdías, llegando a ausentarte por más de un día.

Decías que ibas a capturar galaxias, a guardarlas, para algún día regalármelas. Decías que eran de todas las formas y colores, con estrellas, astros y cometas; con todo, y con nada.

Y yo reía, reía como tonta al imaginarte bajo un árbol, plasmando colores e ideas en un papel, evadiéndote del mundo, de nuestro mundo; perdido en ninguna parte, refugiado en tu galaxia.

Nunca me importó el tiempo. Siempre supe que volverías. Y despertaba en mí una cálida ilusión el levantarme cada día y saber que pronto podría volver a verte. Nunca te eché de menos lo suficiente como para poder añorar mi pasado.

Pero entonces decidiste el momento. Y sin una palabra, una de tus galaxias terminó sobre mi almohada. No tuve que esperar para darme cuenta de que no volverías.





Sofía Santos

domingo, 31 de julio de 2016

Corazón-O-metro*: 2.092,9 km



*Distancia que hay entre corazones que se quieren.
-La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel.


Es la segunda madrugada en la que vomito letras desde que me despedí de vosotros, chicos, y esta vez no vengo a soltar ninguna metáfora de las mías o a retractar en unos pocos versos lo que significa para mi la vida, os juro que no. 

Hoy hablo en plural. Hoy hablo de vosotros y sobretodo, sobre vosotros. Sois algo parecido a vida, a hogar, a amor, la definición perfecta de amistad aún pateando a la RAE y a su diccionario de la lengua española por decir locuras a bocajarro cuando estábamos juntos. 

Hablo en plural, pero podría hacerlo en singular. Porque al hablar de vosotros, hablo mucho de mí, ya que ahora prácticamente estoy hecha de pedacitos vuestros, de memorias, de carcajadas y de alguna que otra lágrima y amor imposible. Podría hablar en singular porque somos una familia, porque todos somos uno (y uno somos todos, con perdón a Alejandro Dumas).

Desde que os conocí, mi vida cambió. Sí, algo a lo película, sólo que sin actores secundarios, ni guión: todo improvisación y dejando de actuar para ser yo misma; ¡una peli con un poco de cada género, pero tirando a comedia! Al ir conociéndoos, me he ido conociendo a mí misma, y aceptándome y amándome cada vez más y más, desmesuradamente, a cantidad irracional y equivalente a la que os amo -y ya sé que amar es un verbo de esos a los que se les dice "fuerte"- a vosotros. 

Soy un puzzle que tiene vuestras piezas, si me permitís decirlo así. Me habéis hecho volar aún sin necesidad de teneros cerca o sin tener que pillar un avión con destino a alguno de vuestros abrazos o comentarios sinsentidos de esos que sólo hacen que tenga más ganas de cometer la locura anterior. Me habéis hecho ser de cada comunidad, me habéis enseñado a amar las costumbres, a las personas e incluso a las lenguas que habláis, sin tratarme de forastera (aunque a menudo hubieran diferencias al intentar entendernos todos).

Acabásteis consiguiendo que llorase de risa en vez de tristeza en las despedidas, acabásteis dándole sentido a lo que es realmente "echar de menos" y "desear ver a alguien", acabásteis cambiándole los nombres a las canciones para ponerle los vuestros tras haberlas cantado a pleno pulmón en plena Gran Vía, cambiando la etimología de la palabra locura al dar tumbos por El Retiro.

Es la segunda madrugada que escribo desde que os abracé por última vez, y lo único que quiero, antes de que me quede sin corazón, con sueño y sin saber qué más deciros que no sea un enorme gracias, es que estas letras sean para vosotros cuando las leáis, el mismo hogar que sois para mí. 

viernes, 29 de julio de 2016

Oxímoron de pensamientos

We should not be the same, but I'm just a ghost,
and still they echo me. They echo me in circles.
 


- Píntame, de cualquier color, menos de olvido.
- Eras la remitente de mi carta de amor propio.
- Yo quería ser la destinataria de tu odio, para qué mentir.
- Tienes los dedos cruzados.
- Lo niego, lo prometo.
- Escribes, como si pudieras salvarnos.
- Escribo, pidiendo ayuda.
- ¿Por qué me hiciste inventar el miedo a perderte, si no te tengo?
- Le temía a las agujas hasta que llegaste con tus palabras.
- Tienes ojos de faro, corazón.
- Mi alma, mi faro sólo sabe brillar hacia dentro.
- ¡Chica huracán, sopla, de ti depende el renacer de mis cenizas!
- No. Hoy no quiero ser fénix...
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué no huyes? Conmigo.
- ¿Cómo voy a huir si soy cárcel?
- Mi corazón está roto, qué me dices.
- El mío se está desangrando por estar enjaulado, enrédame ahora.
Sabes que te quiero como nunca perdí a nadie.
- Eres eso que siempre quise y nunca podré tener.
- Tus mentiras son para mis oídos lo que mis labios a los tuyos...
- ¿Entonces son la definición de perdición?
- Por favor, engáñame otra vez, musa.
- Nunca debí fiarme, poeta; te quiero.
- Y yo... Yo era lo que tú eras, tú serás lo que yo soy.
- ¿Oniria?
- Insomnio.


Ainhoa Navarro

miércoles, 27 de julio de 2016

Hagamos un experimento...

Hagamos un experimento.

Imaginad un paseo marítimo.
Con bares, mesas y gente cenando y paseando tranquilamente mientras disfruta de una dulce brisa que proviene del mar en una noche de verano.
 
Por ese paseo caminaba una niña disfrutando de su helado, apoyada en el pequeño muro que separa el paseo de la playa.
La niña estaba ensimismada. Solamente diré que sentía algo parecido a la soledad. Pensaba en su vida, y solamente en la suya. Ella no conocía más que el mundo en el que había crecido, y empezaba a creer que su vida era la historia que no debió empezar. 

(A partir de aquí comienza el experimento.)

La niña, que estaba concentrada en el helado hasta ese momento, alzó la vista por unos instantes y levantó las cejas en signo de sorpresa... Nerviosa, pasó la mirada por todas las personas que pudo. Su mirada se detuvo por primera vez en una familia que paseaba tomando un helado entre risas y bromas. De pronto, una mujer se cruzó con ellos y observó a toda la familia, especialmente a los dos hijos que disfrutaban de su helado. Al darles la espalda, su mirada se apagó, bajó la cabeza y comenzó a andar más lentamente.

Cerca de donde ahora se encontraba la mujer había un pequeño puesto de colgantes, collares y pulseras que atendía una mujer con piel oscura y mirada seria. En su rostro no había ningún rasgo de ningún tipo de emoción, exceptuando las sonrisas forzadas que le hacía a sus clientes cuando le preguntaban el precio (compraran o no) y un pequeño detalle casi imperceptible. Sus ojos brillaban especialmente y la luz se reflejaba en ellos como si fueran agua. Como la luna reflejándose en dos ríos que van a morir al mar.

Mirando los productos de la tienda había una joven de unos dieciséis años de cabello oscuro, con gafas y que no medía mucho más de metro  sesenta. Estuvo un rato viendo los productos del puesto y al terminar se dió la vuelta dispuesta a abandonarlo, cuando al girar casi se golpea con un chico más o menos de su edad, alto y con ojos azules. La joven se asustó y dio dos pasos para atrás. Él, la miró un momento y sonrío mirándola a los ojos. Ella simplemente se sonrojó y salió corriendo.

Detrás del puesto, en un portal estaba sentado otro joven un poco mayor que los anteriores. Sostenía un cigarro entre los dedos y al ver a los dos jóvenes le dio una calada y miró al suelo, suspiró y después al cielo. Reparó en algo que pareció importarle poco y le dio otra calada. Después miró de frente y vio a una señora muy bien vestida y con paso decidido. Parecía que tenía prisa...  Iba adelantando a la gente y mirando el reloj. Iba maquillada y probablemente olía muy bien.

De pronto la señora sacó el móvil y se puso a hablar por teléfono mientras intentaba nerviosa adelantar a una pareja de ancianos que no andaba muy deprisa.

Una vez adelantada la niña se fijó en la pareja de ancianos, que caminaban de la mano y sonreían mientras se miraban de vez en cuando.

La niña dejó de observarles y fijó la vista en su helado. Después alzó la vista para ver a la chica en la que se había fijado al principio sentada en un banco, y con el mismo brillo en los ojos que la mujer de piel oscura del puesto de colgantes. 

Bajando la vista, mientras se tocaba el vientre. 

A su lado se sentó un joven con pelo despeinado y gafas redondas (todo muy Lennon) que miraba el cielo con atención. Al reparar en la mujer y en el gesto de su mano, el hombre dijo unas palabras y se acercó a ella. La mujer le miró de reojo muy seria, pero después de que el hombre dijera unas palabras, ella sonrió. 
El hombre empezó a hablarla probablemente de cosas sin importancia y la hizo reír. Por último hizo un gesto señalando al cielo y los dos miraron hacia arriba. 

Después, él se levantó del banco y tendiendo su mano hacia ella hizo un gesto con la cabeza hacia su derecha. La mujer negó con la cabeza diciendo algo mientras se levantaba y su sonrisa se apagaba un poco. Él fijó su mirada un poco más preocupado que antes en el vientre de ella, pero el joven sonrió de nuevo y dijo algo que animó a la mujer. Luego apuntó algo en un papel que mostró a su compañera. 
Ella cogió el papel y sonriendo, le miró y se despidieron. Los dos se fueron en direcciones opuestas.  

La niña miró su helado y después alzó la cabeza para descubrir que la luna estaba llena y emanaba una luz... Distinta.
 
Al bajar la vista su mirada se cruzó con la de una mujer con el móvil en las manos que estaba apoyada en una pared al otro lado del paseo.
Ella también miraba el cielo hace un momento.

La niña lo entendió, no eran historias, eran vidas, y cada una, su propia historia. 
No era una vida, eran muchas. Y no era una historia, eran todas las que le rodeaban.
 
***

(Tal  vez después de contarte todo esto, sepas más de estas historias de lo que he escrito realmente... ¿Funcionó?)


José J. Granados (Madrid)

domingo, 24 de julio de 2016

Me acuerdo (2ª edición)

Me acuerdo de cómo la cuenta atrás iba disminuyendo, cada vez a mayor velocidad.
Me acuerdo del "violador" del hotel.
Me acuerdo de intentar hacer Skype la noche antes de la gala.
Me acuerdo de no hacer Skype porque al final me dormí.
Me acuerdo de que al principio me hicieron bullying por Skype.
Me acuerdo de hacer Skype hasta las 3 de la mañana y morirme de sueño.
Me acuerdo de no dormir nada esa noche.
Me acuerdo de los extraños sueños que tuve la noche anterior, en los que se me mezclaban recuerdos del año pasado.
Me acuerdo de levantarme a las 5 am para coger el tren medio dormida.
Me acuerdo de la ilusión que tenía aunque había tenido que madrugar (mucho).
Me acuerdo de estar esperando a Ben y a Drea y que no aparecieran.
Me acuerdo de estar comiendo mientras Noa nos esperaba.
Me acuerdo de que Ben se comió una tortilla antes de la gala y yo muerta de nervios.
Me acuerdo de que no sabía qué hacer cuando empezásteis a llegar.
Me acuerdo de los abrazos, besos y sonrisas que compartimos al volver a vernos.
Me acuerdo de que casi me caí al suelo con los abrazos de algunos.
Me acuerdo de que los de la 56 nos miraban raro.
Me acuerdo de que Noa perdió su bolso con el DNI, el móvil y el dinero dentro por todo ello.
Me acuerdo de lo maravilloso que fue el reencuentro.
Me acuerdo del bullying de José y Omar nada más llegar.
Me acuerdo de tener la impresión de que no nos habíamos separado.
Me acuerdo de pensar que había merecido la pena esperar un año.
Me acuerdo de que apareció Maite P, y no supe qué hacer.
Me acuerdo de Noa compitiendo con Drea para ver quién era más alta.
Me acuerdo de que el principio de la gala fue como volver al pasado.
Me acuerdo de volver a ver a Anell mientras desayunaba.
Me acuerdo de que Sof se infiltró.
Me acuerdo de que nos sentaron en la parte trasera de la RAE, y que conseguimos ir p'alante.
Me acuerdo de que a María le sonó el iPod en medio de la gala y Beñat y Jose se rieron de ella.
Me acuerdo de hacerme un cacao mental con lo de los papelitos junto a Teresa.
Me acuerdo del diccionario, el marca-páginas, y el sobre que decía "no abrir".
Me acuerdo de abrir ese sobre.
Me acuerdo de que Andrea le cogió un trozo de queso a María y lo tiró porque olía mal.
Me acuerdo de querer comer algo en la gala pero toda la comida era de pijos y puaj.
Me acuerdo de volver a ver a la gente que conocimos el año pasado (monitoras, profesoras, académicos y demás invitados)
Me acuerdo de que en la residencia Mario se comió la comida de Teresa.
Me acuerdo de Noa repartiendo kleenex a todo Dios por la comida.
Me acuerdo de que Drea solo comió media croqueta en la resi.
Me acuerdo de que nos parecía extraño que Ben comiera "mucho".
Me acuerdo de Teresa indignada después.
Me acuerdo de la galleta gigante que nos comimos por solo haber almorzado una croqueta.
Me acuerdo de que Ana Morgade huyo de nosotros al final de la gala.
Me acuerdo de que un perro se comió la galleta gigante de Drea.
Me acuerdo de la foto que María sacó de Noa y Drea con la galleta.
Me acuerdo de la alegría que me dio volver a la resi.
Me acuerdo de donar dinero para ese perrito.
Me acuerdo de que ahi todo seguia igual (hasta la comida, que probablemente era la misma del año pasado).
Me acuerdo de volver a perderme en la resi.
Me acuerdo de jugar al prueba o verdad y a paranoia en la resi como en los viejos tiempos.
Me acuerdo de la moneda trucada.
Me acuerdo de que Omar se tuvo que ir a toda prisa e inesperadamente.
Me acuerdo de Drea enseñandole a María fotos de gatos.
Me acuerdo de tirarme en el billar.
Me acuerdo de cuando vestimos a Jose de hipster.
Me acuerdo de los snaps en el billar.
Me acuerdo de trabar el ordenador donde intentamos hacer el blog el año pasado.
Me acuerdo de escuchar mil discos en el fnac con Maria.
Me acuerdo de lo feo que seria el hijo de Omar con María.
Me acuerdo de que nos dejaron estar solos en Madrid.
Me acuerdo de María comprándose el disco de Queen con Drea.
Me acuerdo de que Jose cogió el mapa al revés...
Me acuerdo de Noa odiando a Drea porque se compro no me llores.
Me acuerdo de Andrea, Maria, Anell y Noa en la sección de libros del Fnac discutiendo libros.
Me acuerdo de Noa enseñando a María el libro de los Gemeliers.
Me acuerdo de ver el teatro donde vimos el Rey León.
Me acuerdo de Noa casi llorando porque no podía comprarme ninguno y al día siguiente comprarme dos.
Me acuerdo de que el fnac era enorme.
Me acuerdo de Noa con la pulsera de la bandera LGTB+.
Me acuerdo de volver.
Me acuerdo de lo emocionadas que estabamos Amanda y yo de ver a un tío con cello.
Me acuerdo del lío que hubo para comprar tickets de metro.
Me acuerdo de mi primera vez... En metro, claro.
Me acuerdo de que Ben tuvo que pagar por mear.
Me acuerdo cuando María le preguntó a Drea donde se pagaba y me dijo "en la caja".
Me acuerdo de que Ben tuvo que pagar por beber agua (!).
Me acuerdo de Noa comiéndose solo media alita de pollo.
Me acuerdo del "hay que pagar con efectivo" "efectivamente".
Me acuerdo de que Drea le dio a todo el mundo de su comida y no comió una mierda.
Me acuerdo del video de la huida.
Me acuerdo de los batidos del Tommy Mel's.
Me acuerdo de que a Ben, María y Sof no les iba el billete de metro y de que como nadie les atendió tuvieron que pasar por encima de la barrera.
Me acuerdo de cuando Beñat dijo que se iba a clavar las pajitas en los ojos.
Me acuerdo de José comiendo y corriendo a la vez y Pablo detrás mientras a ustedes les pasaba eso.
Me acuerdo de las fotos en el espejo de la recepción del hotel.
Me acuerdo de todo el lío que montábamos para pagar en cada restaurante al que ibamos.
Me acuerdo de que me quede con la cuenta del VIPS.
Me acuerdo de pagar casi 200€ en el vips.
Me acuerdo de que el camarero se reía de nosotros.
Me acuerdo los divertidos viajes en metro.
Me acuerdo cuando Noa y María cotillearon el Instagram.
Me acuerdo de querer compartir comida y acabar como gordos con platos enormes todos.
Me acuerdo de quedarme con hambre.
Me acuerdo del 'Karlitah, si, con k y h al final'.
Me acuerdo de Alex.
Me acuerdo de cuando Beñat, Pablo, Drea y María fueron a buscar a Jose y Alex.
Me acuerdo de cambiarme la cara con Alex en snap y de que rato después se encontró 20€ como si nada.
Me acuerdo de regatear con el dibujante.
Me acuerdo de la pulsera del Retiro con Drea.
Me acuerdo de que Jose y Alex nos tuvieron que guiar y acabamos en la bolsa madrileña.
Me acuerdo de Kirikú.
Me acuerdo del globo azul y blanco que desapareció.
Me acuerdo de Oliver y Alex haciendose amigos.
Me acuerdo del argentino que hizo una caricatura.
Me acuerdo de paatoooo.
Me acuerdo de todo el mundo durmiendo en la cama de Drea y haciendo bromas telefónicas.
Me acuerdo de "un par" canario y mallorquin.
Me acuerdo de calabacín, pomelo, cabezalcachofa etc. etc.
Me acuerdo de Pablin de los animales.
Me acuerdo de volver a las barcas del Retiro, y que los trabajadores de ahi seguian igual de "majos","alegres" y " amistosos".
Me acuerdo de las risas en las barquitas.
Me acuerdo de que Natalia empujó a Ben y me caí encima de María, Andrea y Anell.
Me acuerdo de la batalla de agua.
Me acuerdo de pasar por debajo de una fuente.
Me acuerdo de Ger y Mario fregando.
Me acuerdo de lo contento que me puse al mojaros y al ver que no os gustaba.
Me acuerdo de grabar esos momentos y casi caerme al agua.
Me acuedo de Jose y Alex gritando: REMAR, REMAR.
Me acuerdo de Maria haciéndole polaroids a Drea en la barquita que salían mal.
Me acuerdo de iba en la barca con Sofía, Pablo y Oliver, y que Sofía tuvo que guardar en su bolso todas nuestras cosas.
Me acuerdo de hacerle una foto a la foto en el metro.
Me acuerdo de Alex persiguiendo palomas y diciendo: bueno chicos, hoy no comemos.
Me acuerdo de Noa tropezando con una piedra y de Beñat riéndose de ella.
Me acuerdo de que la última noche Ger desapareció.
Me acuerdo de que había una puerta abierta en el hotel, y que Oliver quería entrar.
Me acuerdo de pintaros la cara con tiza azul.
Me acuerdo del pedo de Beñat con la broma telefónica.
Me acuerdo de que Omar y Carlos quisieron venganza por haberles pintado y Noa acabó corriendo de Omar modo pitufo.
Me acuerdo de María cantando Queen por el metro toda la noche con Drea.
Me acuerdo de las Jelly Beans.
Me acuerdo de cuando Teresa se confundió de habitación.
Me acuerdo de ir al show ese de improvisación.
Me acuerdo de que los tipos esos nos hicieron mas bullying del que nos habian hecho nunca.
Me acuerdo de María y Drea muertas de miedo la última noche.
Me acuerdo de Sofía escupiendo la Jelly Bean en la sabana y que dejase una mancha marrón.
Me acuerdo de que saliese la improvisación de María en el show.
Me acuerdo del waka waka.
Me acuerdo de que la última noche estuve triste, porque todas esas experiencias volverian a ser sólo líneas de un "me acuerdo".
Me acuerdo de Drea sacándole snaps a Amanda dormida.
Me acuerdo de Drea y María cantando en el Burger mientras esperabamos la comida.
Me acuerdo de ver Kirikú y fijarnos todo el rato en los pezones de la bruja y en el bicho que le daba miedo a Beñat.
Me acuerdo de no poder despedirme de ustedes.
Me acuerdo de no querer despedirme de vosotros.
Me acuerdo de Drea cantando Bohemian Rapsody en el metro a todo pulmon.
Me acuerdo del montón de patatas que robó Drea.
Me acuerdo de Romón.
Me acuerdo de Noa tumbándose en el metro.
Me acuerdo de dejarle patatas a Drea y que se las comiese todas.
Me acuerdo de ver Bobina esponja con Jose y Alex en mi cuarto.
Me acuerdo de la papa con pulpo a la gallega.
Me acuerdo de que volvimos a ser jovenes talentos por tres dias.
Me acuerdo de limpiar el vestido de Natalia cuando Mario o Ger se lo tiraron encima.
Me acuerdo de Drea escuchando Ed Sheeran con Anell en la habiracion y ser súper feliz.
Me acuerdo de Noa cargando con dos libros el dia de la gala y que su bolso pareciese el bolsillo magico de doraemon.
Me acuerdo de lo monos que somos todos.
Me acuerdo de que Anell le mandaba a Noa snaps de ustedes a las tres de la mañana.
Me acuerdo de Drea saliendo de la ducha con solo una toalla y Jose y Alex flipando.
Me acuerdo de estar hablando con jose y pablo y que Mario saliera del baño pidiendo ropa interior.
Me acuerdo de Oliver diciendole a Jose que se le habian ensuciado las gafas en la playa.
Me acuerdo de la confianza que teníamos y tenemos entre nosotros.
Me acuerdo del bullying que le hice Alex durante todo el día.
Me acuerdo de que Oliver nos volvió a tocar la oreja.
Me acuerdo de lo raro que mirábamos a María cuando hablaba mallorquin y cuando le decíamos que le cambiaba la voz.
Me acuerdo de que se me pegaron todos vuestros acentos.
Me acuerdo de Noa hablando alemán.
Me acuerdo de Noa intentando enseñarnos a bailar salsa.
Me acuerdo del montonazo de abrazos que nos dimos.
Me acuerdo de lo que lloré despidiéndome de todos pensando que no os volvería a ver más.
Me acuerdo de los buenisimos chisites en euskera (dilista, sagarra y atea).
Me acuerdo de cuando Oliver confundió el mapa del metro con el mapa del AVE.
Me acuerdo de discutir por cuantos gatos había en el cartel del veterinario.
Me acuerdo de Ben y Drea llorando en el tren.
Me acuerdo del Winnie the Pooh antipatico.
Me acuerdo de cuando Ger no encontraba su DNI en la cola.
Me acuerdo de que Jose presionaba a María para verla llorar.
Me acuerdo de ver lo que hacían los de la 56 por tw y morirme de envidia.
Me acuerdo de hablar con los de la edición 53 y acabar haciendo un grupo.
Me acuerdo de la alianza ediciones 53-55.
Me acuerdo de la zona de refugio y de hacerle una foto a Mario.
Me acuerdo de que os ibais yendo poco a poco, y que eso fue mas doloroso aún.
Me acuerdo de apenas reconoceros a algunos.
Me acuerdo de decir que volveríamos a  vernos en León.
Me acuerdo de la risa contagiosa de Noa.
Me acuerdo de que volvió a empezar la cuenta atrás.
Me acuerdo de Noa haciendo una carrera en la resi con Teresa y acabar tirándose al suelo.
Me acuerdo de ver al camarero que llamó señorita a Oliver.
Me acuerdo de buscar sillas para comer todos juntos.
Me acuerdo de la cubana.
Me acuerdo de que Carlos se despidió como 3 veces y seguía sin irse.
Me acuerdo de la madre de Anell y Anell haciendo fotos todo el rato.
Me acuerdo de lo que es un Alcorque.
Me acuerdo del Santiago Bernabeu.
Me acuerdo de volver a entender por qué os aprecio tanto.
Me acuerdo de cuando la madre de Oliver dijo que le madásemos un "wasito".
Me acuerdo de ir a sacar una foto de todos y que se apagara la cámara.
Me acuerdo de que por alguna razón, mis profesores supieron que habíamos vuelto, y que cuando me preguntaron, no quise contarles nada.
Me acuerdo de la puerta abierta de enfrente de la habitación de Beñat y empezar a crearnos una paranoia.
Me acuerdo de salir descalza corriendo desde la sala del billar para sacarnos una foto a los pies y acabar con ellos negros como los de un mendigo.
Me acuerdo de despertar a Drea con las bromas telefónicas.
Me acuerdo de cuando nadie conocía los nombres de Hío y Uxía.
Me acuerdo de cuando el vestido de Natalia cambió de color.
Me acuerdo del "hostia, Sof".
Me acuerdo de cuando María no encontraba a Michael Jackson en el fnac.
Me acuerdo de Pablin de Los Animales.
Me acuerdo de Pomelo.
Me acuerdo de Carlos y la cubana.
Me acuerdo de cuando María se puso a imitar a Ylenia
Me acuerdo de cuando María oyó cantar a Anell desde el pasillo del hotel y supo que era ella.
Me acuerdo de cuando a Sof casi se le salen los ojos al ver los dibujos de Anell.
Me acuerdo cuando Anell nos vició a todos al color switch.
Me acuerdo cuando la dependienta del Burger King no le daba el batido a Sof y todos tuvimos que esperar por ella.
Me acuerdo de la segunda despedida.
Me acuerdo de la segunda vez que lloré por vosotros.
Me acuerdo de que dijimos que volveríamos a vernos, y que nos volvimos a ver.






"Pero sobre todo, me acuerdo de prometer que nunca voy a olvidaros"