lunes, 1 de agosto de 2016

Galaxias




Te levantabas temprano, despidiéndote con un beso y un café recién hecho. Llevabas tus hojas, tu pincel y mi corazón.

Nunca supe dónde ibas, adónde te marchabas, emigrabas durante horas, o dónde te perdías, llegando a ausentarte por más de un día.

Decías que ibas a capturar galaxias, a guardarlas, para algún día regalármelas. Decías que eran de todas las formas y colores, con estrellas, astros y cometas; con todo, y con nada.

Y yo reía, reía como tonta al imaginarte bajo un árbol, plasmando colores e ideas en un papel, evadiéndote del mundo, de nuestro mundo; perdido en ninguna parte, refugiado en tu galaxia.

Nunca me importó el tiempo. Siempre supe que volverías. Y despertaba en mí una cálida ilusión el levantarme cada día y saber que pronto podría volver a verte. Nunca te eché de menos lo suficiente como para poder añorar mi pasado.

Pero entonces decidiste el momento. Y sin una palabra, una de tus galaxias terminó sobre mi almohada. No tuve que esperar para darme cuenta de que no volverías.





Sofía Santos

No hay comentarios:

Publicar un comentario