jueves, 17 de septiembre de 2015

Valiente

"-¿A dónde ha ido? -preguntó, tirando de su manga.
-Muy arriba. -respondió, tras vacilar unos instantes. -Más allá de las nubes.
-No lo veo -discrepó, mientras se asomaba a la ventaba. -Quiero visitarlo."
Pero no lloró.
Notó cómo su alma se quebraba, dividiéndose en mil pedazos.
Pero no lloró.
Contuvo las lágrimas y, con ellas, logró formar una triste sonrisa, que acompañó a su portadora mientras acariciaba el pelo de la niña. De pronto, ésta se alejó, dejándola sola.
Cerró la puerta tras de sí. Se sentó en la cama y, cuando se aseguró de que nadie escuchaba, fue cuando rompió a llorar, con la cara entre las manos y susurrando palabras ininteligibles.
Derramó lágrimas por él, que, incluso en su estado, había continuado siendo él mismo.
Lloró por aquellas tantas tardes juntos, aquellas partidas ganadas y esas otras perdidas.
Lloró por no saber ser como él. Por haber luchado hasta el último segundo, merecía estar en su corazón.
Pero no lloró por ella. No se compadeció de sí misma. Sus llantos fueron limpios y sanos.
Lloró, pero lloró sin saber.
Sin saber que él seguiría en su corazón, y ella en el suyo.
Sin saber que, por fin, y en parte gracias a ella, había logrado su sueño, y estaba caminando en algún lugar del Universo.
Lloró sin saber que era valiente. Que ella también había luchado y que él nunca la abandonaría. Lloró sin saber que era el vivo retrato de él.

Porque sé que eres valiente, lucha.

Sofía Santos
Galicia

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