martes, 26 de abril de 2016

Arena

Soy un estúpido. Siempre lo he sido.

¿Dónde está mi Luna cuando la necesito? Escuchando aullar a los lobos, pues sabe que sólo la aúllan a ella y a sí mismos. No tengo envidia, en absoluto. Ella sabe perfectamente lo que hace, y eso es respetable. Yo sólo quiero que me preste un poco de su luz… ¿es tanto pedir? ¿Lo es?

Parece que sí.

                                                                   ***

Aún recuerdo miles de historias y no distingo las reales de las inventadas. Las vividas de las contadas. Las escritas de las gritadas.

Sinceramente, poco importa. Son historias que sólo incumben a sus protagonistas si fueron alguna vez reales. Nunca nadie se para a pensar en la cantidad de vidas que se han perdido en esas historias. Vuestra vida, sin duda, cuenta una bonita historia.

Tal vez sea triste, pero ¿recordáis a todas las personas que pasaron por ella? Os aseguro que no. La memoria no es capaz de retener tanta información. ¿Por qué cree vuestra merced que me llevo las historias pasadas y no las muestro a las generaciones venideras? Simple. Aún en el caso de haberlas escuchado las olvidaríais. Y aunque no lo hicierais, no aprenderíais de vuestros errores. Yo solo las guardo, para que no se pierdan. No las comparto, pues si lo hiciera, alguien las rompería o las perdería.

¿Tal vez pensáis que soy egoísta? ¿Qué no pienso en vos y en vuestra compañía?

Oídme bien pues. Soy vuestro pasado. Soy vuestro futuro. Soy la arena que no deja de caer. 
Me llaman el tiempo.

¿Cuánto más tardaréis en entenderlo…? sinceramente, no me importa. Vuestro nombre también se perderá conmigo. 

He visto y conocido vidas hermosas y bellas como leyendas de la antigüedad. Seres afortunados que viven felices y encuentran su amor. Personas buenas que han tenido suerte…

¿Creéis en el destino? Pues escuchadme bien. Si el destino existiera, yo no estaría guardando las historias de la humanidad, ya que estarían escritas en algún lugar. Pensadlo, como dijo un caballero muy reconocido una vez: si crees en el destino, ¿por qué miráis antes de cruzar la calle?

También he visto horror y sufrimiento. Vidas que se apagaban como estrellas que mueren. Seres oprimidos y faltos de valor. Personas que sufrían, y no para bien común.

El sufrimiento existe. Lo he visto con mis propios ojos. Es más, veo la tristeza y el rastro que deja al pasar en tu mirada. ¿Por qué no lucháis? Porque no merece la pena. Suponéis que el cielo estará abierto a todos y que de todas formas yo borraré tu nombre del mapa. ¿Pero alguien se ha parado a pensarlo? Es de doble sentido. Yo solo igualo las tornas.

Me preguntáis por qué vuestro nombre no será recordado dentro de seiscientos años. Pues bien. Yo os pregunto a vos: ¿conocéis los nombres de los que vivirán dentro de seiscientos años?

Entonces, ¿qué es tan injusto?

Supongo que lo que no queréis realmente, es morir. Y os amparáis en que hacer algo lo suficientemente importante, os recordarán eternamente, y es una forma de no morir.

¿Pero habéis pensado en quien os rodea? ¿Os recordarán ellos? Recordad que la memoria es muy limitada y en eso no tengo ni voz ni voto. Tal vez algún día ocurra algo más triste aún que que la gente que no conociste no te conozca. Que la gente que tu recuerdes, no te recuerde.

Pensadlo, ¿Soy tan malo? ¿A caso la vida la disfrutaríais igual si no acabara?

Pues en ese caso, si, soy malo.

Sin embargo, cierto es que soy vuestro pasado y vuestro futuro, pero… ¿no falta algo? ¿No son tres los tiempos tal y cómo los conocéis?

Deducid pues, ¿Quién es vuestro presente?

Nadie más que vos. ¿Soy entonces malo? ¿Tan egoísta? ¿Tan real?

¿Cuánto más tardaréis en entenderlo…? sinceramente, no me importa. Vuestro nombre también se perderá conmigo.



José J. Granados

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