sábado, 4 de julio de 2015

El precio de una lágrima


…Exactamente 28 horas hace que nos separamos.

25 de Junio de 2015
Las ganas inundaban mi cuerpo, estaba deseando llegar a Madrid. Lo deseaba con todas mis fuerzas tras varias semanas de espera. Pero había algo que me lanzaba hacia atrás, ¿y si todos no eran como yo?
Llegamos a Madrid, más exactamente Barajas, y me encontré con varios finalistas en el bus. Aquello parecía un funeral, nadie pronunciaba una palabra. Cuando llegamos a la residencia, nos decidimos a hablar, pero ojo, como mucho tres palabras.
Las horas pasaban y todo empezaba a cambiar, sentía como si tuviera mucho más en común con ellos, a parte de la escritura.
PRIMERA NOCHE
 Cuando volvimos de la cena, recuerdo subir a la habitación de Ainhoa y Amanda. Nos decidimos a bajar al billar, al parecer todos coincidimos en ello. Pero cuidado, nadie hablaba y nos fuimos a dormir pronto.
POCOS DÍAS DESPUéS
Noches, tardes, mañanas… todo parecía haber cambiado. Ahora éramos un grupo de amigos, que se llevaban bien todos con todos. Poco a poco, eso fue a más y más.
ÚLTIMOS DÍAS
Recuerdo estar todos juntos en los billares, las pistas de baloncesto, no poder separarnos unos de otros, jugar a prueba o verdad,  hacernos cosquillas por el cuello… Podíamos estar horas y horas hablando, sin dormir, y nos daba igual, nos lo pasábamos en grande.
Nos convertimos en una gran familia, tras unos pocos días de conocernos. Algo que no muchos logran  y menos viniendo cada uno de un sitio. Estaba totalmente equivocada, todos eran como yo, les gustaba exactamente lo mismo que yo.

3 de Julio del 2015
¿Qué me pasaba?  No podía dejar de llorar.
Cuando me avisaban de que iba a ser una experiencia magnífica y que al final iba a ser lo peor no me lo creía. ¿Cómo iba a llorar por gente que no había visto en mi vida?
Me equivocaba, otra vez. Recuerdo el sentimiento de no querer separarme de nadie, de intentar quedarnos otra semana más, de gastar un paquete entero de pañuelos solo por secarme las lágrimas. No sólo yo, todos. Las caras que se nos quedaban a todos cuando nos separábamos, tanto en la residencia cómo en el aeropuerto, estación…


Ahora mismo os echo de menos a todos, cuando veo todas las fotos juntos aún se me escapan las lágrimas. Hemos sido una gran familia, somos una gran familia y seguiremos siendo una gran familia.
Esto no es un adiós, es un hasta luego.  Os quiero.
GRACIAS A TODOS Y POR TODO.

Maider Mendive.  

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