domingo, 5 de julio de 2015

La esfera de las imágenes

Dedicado a todos los compañeros de el Campus Coca Cola Jóvenes Talentos 55.  ¡¡¡Os sigo queriendo!!!


Las imágenes  se veían difusas allí dentro. ¿Qué era eso? Una bola de cristal se alzaba contra un fondo oscuro. Sus bordes curvos mostraban las imágenes dilatadas mientras que en el centro se podía ver un objeto con claridad. No era claro pero creo que se trataba de pelo, sí, pelo castaño oscuro. Y temblaba, cada uno de esos largos pelos temblaba al compás de un ritmo inexistente como si un péndulo se desviase colgando de su punta. El cabello seguía una forma concreta, sin lugar a dudas resbalaba por la espalda de una mujer. ¿Dónde estaba esa condenada esfera?
De repente oí una voz:
"¿Quién me estará pisando? Bueno, no me importa"
Era una voz rara: ni grave, ni aguda sino natural, como si fuese la única y propia de aquel lugar. Si me fijaba más podía oír otras voces,  sí,  voces mucho más suaves que se fundían en un murmullo. 
De improviso,  la imagen cambió radicalmente como si se desplazase con un giro repentino. Se vieron colores borrosos hasta que se enfocó una forma clara, sí, era un chico adolescente. Tenía una camiseta negra con un símbolo que no llegué a identificar, un largo flequillo castaño claro que le cubría parte de la frente. Era gracioso, no sé como, pero sabía que era gracioso, o al menos lo sería con una chistera. El chico comenzó a mover los labios mientras otro sonido me llegaba:
"Perdona,  que me he dado cuenta de que te he pisado", sonó una voz en la lejanía,  mucho más apagada que la voz interior. 
"Nada, nada", le contestó mi voz interior. 
¿Cómo habían llegado a tenner esa conversación? ¿Desde hacía cuanto se conocían?
En ese momento la bola volvió a girar revelando a mucha más gente de más o menos la misma edad que rodeaba a dos adultas como si 
se estuvieran abrazando. 
Repentinamente, la bola se oscureció durante unos instantes para volver a alumbrarse un momento después. 
Mostraba un pasillo, era largo, con las paredes blancas y el suelo abaldosado en colores naranjas, a un lado estaba alumbrado por grandes ventanas que iluminaban puertas numeradas al otro. Se movía muy rápido haciendo acercarse unas puertas con ojos de buey que se abrieron pesadamente. Estas revelaron una pequeña estancia con escaleras al lado y un ascensor al fondo.  Sin embargo,  la esfera no se paró a observarlo sino que se dirigió hacia una gran puerta al lado izquierdo de la habitación. La abrió no sin dificultad y salió al exterior. Había mucha gente sentada sobre unos sencillos bancos de cemento, de pie junto a los árboles o apoyados en la pared junto a una larga fila de maletas. El sonido suave de fondo se acrecentó. Eran los mismos que antes, todos adolescentes, pero ahora estaban acompañados por varias personas más: sentadas en el banco había dos jóvenes,  con camisetas negras que estaban de espaldas a la esfera. Al otro lado del gentío había un hombre con una lista que gritaba nombres... y todos se abrazaban. La esfera apuntó mucha gente,  se oscurecía cuando se fundía con sus camisetas en un abrazo que parecía no tener fin.  Y entonces las vio. Eran lágrimas desordenadas que surcaban los rostros de las personas que marchaban por el camino de baldosas granates. 
En ese momento, se volvió a apagar. Pero algo había cambiado, el fondo qque envolvía a la esfera se había vuelto más claro,  como si tuviese una persiana bajada pero la luz brillase tras ella. Y entonces volvió la imagen. 
Volvían los cabellos, esta vez negros como la tinta. La esfera se alejo (¿era sensación mía o se estaba haciendo más grande?) y mostró una cara femenina cubierta de lágrimas. Se giró y vio más rostros llorando,  y se hizo más grande; y vio mejillas rojas, y se hizo más grande; y vio rostros felices llorando, y el fondo se hizo más claro y la esfera más grande. 
Y la voz interior repitió palabras que lentamente cobraban sentido:
"Hasta pronto, te quiero, no llores, hasta luego,  ya nos veremos...".
Y empezó a decir, o a pensar, o a lo que fuese, cosas como:
 Amistad,  ternura,  afecto, pena, tristeza y, para acabar, ilusión; y la esfera seguía creciendo.
En ese momento,  la esfera y su alrededor se volvieron negros por un instante y estallaron en un brillo cegador que duro pocos segundos. No se veía nada en el interior de la bola. 
Lentanmente, la inicial visión difuminada del interior de la esfera se fue enfocando mientras se fundía con la visión del fondo. Se veía a la misma gente, ahora todos agrupados en torno a la esfera y por ellos sentía solo un sentimiento: amor.
Y entonces lo entendí todo: la esfera era una lágrima...
                                                                                                                          Pablo Drake

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