sábado, 4 de julio de 2015

La luz, un tesoro

El despertador ha sonado. He abierto los ojos. He bajado a la cocina y preparado mi desayuno diario: Pan tostado y una taza de café con leche. Hoy es un día especial. Este año es el año de la luz y los primeros pasos para aprovechar mejor la luz empiezan hoy. He acabado el desayuno y ahora me dirijo al trabajo.

Están poniendo placas solares por todos los lugares como yo ordené. Al fin estamos 
consiguiendo utilizar la luz de forma realmente efectiva. Hasta ahora, hemos utilizado esta clase de energía principalmente en la medicina pero gracias a la máquina que mañana pondremos en marcha, conseguiremos energía solar con mayor potencia y en mayor cantidad. Todos estamos felices, ya que gracias a este invento, conseguiremos tanto dinero como 
deseemos.

El día está concluyendo y tengo que volver a casa, a descansar, debido a que mañana deberé estar muy atento. Los trabajadores de la calle también están finalizando sus labores y poco a poco, están regresando a sus hogares. Tan pronto como he llegado a mi morada, me he tumbado en mi cama y me he dormido rápidamente.

* * *

Hoy no he necesitado la ayuda del despertador para despertarme. Me he levantado muy movido, emocionado. Al acabar el desayuno no he ido a mi taller, sino que al sitio donde enviaremos al espacio ese trasto. Yo inventé ese inigualable aparato, hace un año más o menos. Mi hijita estaba al lado de la ventana, con su reloj y yo viendo la tele. Descubrio que podia reflejar los rayos del sol usando el reloj, y estuvo incordiandome, reflejando la luz en mi cara y en mis ojos. Al final me enfadé con ella, pero me dio una idea para salvar mi compañía eléctrica (que en ese momento estaba apunto de cerrar por asuntos económicos). Y es eso en lo que se basa el aparato que vamos a hacer despegar: es una cosa parecida a un espejo gigante y magnético, 
que refleja y concentra la luz del sol en la tierra. Esa luz será recogida por las placas solares instaladas estos días.

Al ver mi invención en la planta de lanzamiento me he sentido muy orgulloso. Después de unos minutos y haber hecho unas últimas inspecciones, han salido tres enormes llamas de la base del espejo y ha empezado a ascender. Viéndolo ahí, alejándose de mí, lo único que he pensado es que soy magnífico. Agotado aunque contento, he vuelto a casa.

* * *

Mi despertador no ha sonado, está apagado. Por suerte he podido abrir la ventana, para que la luz entre. Sin embargo, no ha entrado tanta luz como esperaba. El desayuno también ha sido bastante penoso, puesto que no he podido ni tostar el pan ni calentar el café. Que raro. Por suerte mi coche si funciona y he podido conducir hasta mi trabajo. He visto la hora por primera vez en el reloj del coche, y me parece que hay muy poca luz para ser mediodía. He hablado con unos compañeros y por lo que me han dicho, se han quedado como yo, sin energía eléctrica. Dejando a un lado ese tema, me he dirigido a la oficina de mi jefe, para ver que tal va el proyecto. Al entrar me ha felicitado y luego me ha soltado una frase que me ha obligado a reflexionar: “¿la luz es un tesoro, no te parece?”

Entonces me he percatado de que hice mal al crear esa máquina. De que hice mal al poner en marcha ese proyecto. En nuestra sociedad, destruimos y agotamos cualquier tesoro, como el petróleo por ejemplo.

Ahora me doy cuenta de lo que está pasando. Ese maldito trasto es magnético y al acercarse al sol, en vez de dirigir la luz a la tierra la está reenviando al sol. Si eso sigue así, el sol no durará mucho más, ni nos mandara mas luz. Por si eso fuera poco, el dichoso magnetismo ha transformado el campo magnético de la tierra y destrozado todos los circuitos eléctricos. Por eso no funcionaba mi despertador. Esto hay que pararlo, antes de que sea demasiado tarde. Hoy al atardecer será demasiado tarde.

Pero me vuelvo a percatar de un importantísimo detalle: La hora la sé porque la he visto en el coche y ese reloj es eléctrico y estaba estropeado. Ahora debe de ser el atardecer.

De repente, todo se ha oscurecido. No hay luz. No hay electricidad.No hay sol.
Es demasiado tarde.

Beñat Berasategi 

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