sábado, 4 de julio de 2015

Nunca será siempre

Estaba agotada, mirando tras la ventanilla del avión tan grande en el que me sentía tan pequeña...
Habían sido demasiados sentimientos en tan solo un día. Bueno, una semana. Agotadora, también.
Mientras trataba de desconectar de todo lo que me rodeaba, me arrollaron miles de recuerdos y los rostros de todas esas personas que los causaban, y sin evitarlo, me volví a derrumbar dejando salir toda la tristeza que suponía dejarlos atrás.
 Me había vuelto a abrazar a mí misma tratando de hacer otro mísero intento de sentir el mismo calor que me habían dado todos, acogiéndome aún así sin conocerme. Descubrí, en ese momento, que un hogar no es más que unos brazos donde eres tú mismo; y también descubrí que ellos eran mi hogar, mi nueva familia aunque estuviera separada.
Haciendo todo eso, me había quedado dormida, pensando en las mil y una historias que contaría al llegar de nuevo a mi casa. Cientos de flashes pasaron lentamente por mi mente, y quise revivir decenas de momentos
momentos. En especial, uno.
Hace un rato, desperté de ese sueño que se hizo pasar por pesadilla. Estaba en mi cama, y no tenía compañía. Les extrañaba. Ahora estoy escribiendo, mientras escucho a Melendi, extrañándolos todavía.

Sí, os echo mucho de menos.
                                                        Ainhoa Navarro🙈

No hay comentarios:

Publicar un comentario